EDITORIALA
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La Fed no da pistas, pero admite sus limitaciones

Los responsables de los principales bancos centrales de todo el mundo están reunidos en EEUU invitados por la Reserva Federal. Su anfitrión, Jerome Powell, en su tradicional discurso no dio pistas sobre los próximos pasos que dará la entidad que preside. A pesar de los malos augurios, que situó sobre todo en el ámbito internacional, considera que la economía estadounidense se encuentra en un momento favorable y que la política monetaria debe dirigirse a sostener la actual expansión. Lanzó el mensaje habitual de los responsables de política monetaria que consiste, básicamente, en rebajar la importancia de las incertidumbres para mantener vivo el optimismo sobre el futuro desenvolvimiento de la economía. Cualquier insinuación de tan ilustres mandatarios que provoque una pérdida de confianza puede arrastrar a la economía a una espiral negativa, lo que da buena cuenta de los endebles fundamentos sobre los que está construido el actual sistema económico.

Por otra parte, el presidente de la Fed admitió que la entidad está examinando las herramientas de política monetaria que utiliza y valorando si ese conjunto debería ampliarse. Una velada confesión de que los habituales instrumentos que utilizan los bancos centrales no dan más de sí, especialmente en un contexto en el que los tipos de interés fluctúan alrededor de cero. Esta es, en cierto modo, la constatación del fracaso de la apuesta neoliberal por hacer de la política monetaria el centro de la gestión de la economía. Para lograrlo, la sacaron del debate social y político y se la entregaron a los bancos centrales, unas instituciones en teoría políticamente independientes que debían guiarse por criterios técnicos.

A pesar de la maniobra, la actual coyuntura está dejando en evidencia que la política monetaria por sí misma no es suficiente para gestionar la economía. Se están incubando cambios que no deberían terminar hurtando a la sociedad más instrumentos de política económica.