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nueva york

La polémica por las secuelas de los supervivientes marca el aniversario del 11S

EEUU conmemoró ayer el 18 aniversario de los atentados del 11 de setiembre que conmocionaron al país, en un año marcado por la polémica sobre las muertes por cáncer de las personas que participaron en los rescates y los fondos de ayuda a los afectados.

Los minutos de silencio por las 2.753 personas que perecieron en el World Trade Center y el total de 2.977 fallecidas con cuatro aviones secuestrados estrellados también en Washington y Shanksville (Pensilvania) se repitieron ayer por todo EEUU, para recordar la mayor tragedia vivida por sus habitantes, en plena polémica por las secuelas y consecuencias en quienes participaron en labores de rescate.

Especialmente en la zona cero de Manhattan, hasta donde el 11S acudieron policías, bomberos, personal de emergencias y voluntarios para atender a las víctimas y buscar supervivientes y restos de los fallecidos entre el acero, el hormigón y los materiales y gases tóxicos que emanaban de las ruinas.

El programa de salud federal World Trade Center Health Program calcula que unas 400.000 personas se vieron expuestas a productos tóxicos contaminantes y al riesgo de sufrir traumas emocionales y sicológicos en los días y meses posteriores.

El 18 de julio, la muerte de un bombero que había participado en los rescates elevó a 200 el número de bomberos fallecidos a consecuencia de una enfermedad vinculada a los trabajos realizados entonces.

Según datos facilitados por el programa federal, y actualizados hasta el 30 de junio, un total de 2.448 personas inscritas en este sistema de ayuda han fallecido hasta el momento, aunque advierte de que no se puede «establecer si perecieron como resultado de sus condiciones de salud vinculadas» estrictamente a los rescates o por otras causas, debido a la movilidad y la falta de información centralizada.

Según el programa federal, al menos 14.559 personas han contraído cáncer, aunque las enfermedades más comunes son las del aparato respiratorio y digestivo con 42.227 afectados, los trastornos mentales, con 16.549 casos, y las musculoesqueléticas, con 556.

Más del 80% de las 90.000 personas que actuaron en respuesta a los ataques están en tratamiento y se teme por la aparición de nuevos casos, especialmente afecciones cerebrales, entre las 400.000 personas que viven y trabajan en la zona y han estado en contacto durante años con esos materiales.