Carlos GIL
Analista cultural

Turismo cultural

El sintagma turismo cultural es un concepto muy perturbador por situar en el mismo rango de valor a la Cultura, que es un derecho, y el turismo, que es una actividad comercial. La Cultura debe entenderse como esos actos culturales cotidianos que se realizan en todos los núcleos poblados de todas las disciplinas. Para tener una cierta capacidad transformadora debe ser democrática, al alcance de todos tanto para hacerla como para disfrutarla y sin ningún límite ideológico, el código penal es una referencia, lo demás es censura. 

Utilizar, con buena voluntad me imagino, la Cultura como reclamo turístico no es un acto impune, no se trata de una inversión, sino de una manera de crear la unificación y la colonización silenciosa por cines, exposiciones, musicales, autoras, músicas y series. Y digo unificación porque se intenta repetir el mismo esquema, con unas ofertas casi iguales. Las piedras históricas, los festivales de todo aquello que se entienda da la imagen adecuada y tiene alguna connotación cultural y otras acciones que se parecen demasiado en todos los lugares, villas y municipios. Si se ofrece lo simple y comercial, no se avanza.

La Cultura, en todas sus manifestaciones, es un atractivo de gran alcance universal y que moviliza un tipo de viajero que va a Viena para ver su temporada operística y, además, se toma unas cervezas y ve una vida cultural efervescente en sus calles y bares. No parecen existir muchas alternativas. Si la Cultura es singular y de alta calidad, es uno de los mejores reclamos para un turismo selectivo. Más Cultura.