Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

«¡Cuídate, España, de tu propia España!»

Bendito el verso de César Vallejo. Soplan ráfagas de viento securitario en Catalunya. Grande Marlaska exige al Govern que condene la violencia «de manera firme, rotunda, sin matices, sin adjetivos ni medias tintas». En Donostia, Lluís Llach dice que no condenará los disturbios «mientras la policía del Estado y de la Generalitat actúe como actúa». Celebro el desvelo de luz y la decencia del cantautor. Y su energía visionaria. Creo fue Tocqueville quien alertó del despotismo que nos transforma en animales dóciles.

Operación Judas. Código Penal preventivo. Delitos de terrorismo, de rebelión y sedición. Clausura de la página web de la plataforma Tsunami democràtic. Sospechosos habituales. Criminalización del independentismo.

No es tiempo de poemas de Bukowski frente a la Jefatura Superior de Policía, ni de repartir flores. Barcelona no es Villa Giulia. Si Pasolini viviera, él mismo lo escribiría. ¿Hasta cuándo esta democracia de chichinabo, que preconiza la seguridad como el derecho primero? ¿Un problema «estrictamente de orden público»? Democracia balística. Una sentencia del TEDH, de 1978, ya hablaba del peligro de ver «destruir la democracia con el motivo de defenderla». Más Código Penal, el bálsamo de Fierabrás para alzar la pira más grande. ¡Mare meva!