Maite UBIRIA-Iker BIZKARGUENAGA
BAIONA
LAKUA DESDEñA A LOS ARTESANOS DE LA PAZ

Los Artesanos tachan de «falsa» la versión de Urkullu sobre el desarme

La alegría y el alivio entremezclados en los rostros de los Artesanos de la Paz fueron aquel 8 de abril de 2017 el indicador de que el desarme de ETA había culminado con éxito, fruto de un proceso que exigió mucho trabajo y complicidades. Entre ellas no estaba la de Iñigo Urkullu, que hoy busca arrogarse un protagonismo que no le corresponde.

El desarme de ETA, llevado a cabo el 8 de abril de 2017, fue un éxito notable, y lo fue gracias a la determinación de los Artesanos de la Paz, un grupo heterogéneo de ciudadanos y ciudadanas de Ipar Euskal Herria que supo tejer complicidades de todo tipo para llevar a buen cauce una tarea complicadísima, se mire por donde se mire, y que acabó celebrando aquel hito junto a miles de personas en Baiona. Así serán recordados, aunque parece que algunos políticos no están por la labor.

Hace unos días Lakua divulgó el contenido de un informe de cosecha propia titulado “Descripción y valoración del papel desempeñado por el Gobierno Vasco en el desarme y disolución de ETA” en el que realza su labor en este cometido y desdeña el trabajo de los Artesanos, poniendo énfasis en los desacuerdos que mantuvo con ellos.

Un documento de parte que ayer fue duramente criticado por Txetx Etxeberri y Mixel Berhokoirigoin, dos de las personas que se implicaron profundamente en aquella tarea y que a través de las redes sociales consideraron que lo que ha hecho el Gabinete de Iñigo Urkullu no es más que «una reescritura de la Historia, falsa e interesada».

«La impresión que el lector del informe puede extraer es en algunos casos diametralmente opuesta a los hechos y al papel jugado por el Gobierno Vasco en el proceso que llevó al desarme total, sin incidentes ni detenciones, de la organización ETA», indicaron ambos artesanos, que no quisieron profundizar en su valoración y optaron por tomarse su tiempo para dar cuenta de lo tratado en las numerosas reuniones y entrevistas que mantuvieron aquellas fechas con el Gobierno de Lakua y que el informe recoge, según señalaron, «de manera parcial y falseada».

En el fondo de esta agria polémica está la búsqueda por parte del Ejecutivo autonómico de fijar un relato más benévolo de su desempeño durante aquellos meses. Y es que ni Urkullu ni su equipo, con Jonan Fernández a la cabeza, apostaron por el éxito de los Artesanos de la Paz; bien al contrario, expresaron de forma airada sus reservas y su oposición con el modo en que estaba ideado efectuar el desarme.

Al margen de un hito histórico

Pero lo cierto es que este se produjo, como señalaron ayer Etxeberri y Berhokoirigoin, «sin incidentes ni detenciones», contra la opinión de Lakua –también del Gobierno navarro– y dejando desenfocada la fotografía de Urkullu ante este hecho histórico. Es en ese contexto donde se entiende su último trabajo.

Los hechos, sin embargo, son tozudos, y todos los detalles del proceso que acabó en aquella soleada jornada de primavera se explican en el libro “El desarme. La vía vasca”, escrito por Iñaki Egaña, donde ya se aventura que Lakua iba a mover ficha para establecer su propia versión.

«La falta de credibilidad que Urkullu otorgó a los artesanos le obligará, cuando se aperciba de su error, a maniobrar para escribir su propio relato», auguraba, está claro que con acierto. El historiador donostiarra señala en el libro que el Gobierno de Urkullu «desconocía cómo se estaban moviendo los hilos en la trastienda» y que «el principal problema que tuvo aquellos días» fue «de interpretación». Parece que aún lo está rumiando.

Unas semanas antes del desarme, con motivo de la celebración del Foro de Biarritz, este periódico editorializaba que «el impulso sociopolítico que está detrás de este proceso de desarme tiene relación directa con el tradicional espíritu emancipador de la resistencia vasca; en su vertiente más constructiva, además. Por el contrario, nada tiene que ver con el espíritu de orden del Pacto de Ajuria Enea». Quizá eso era lo que incomodaba al actual inquilino del palacio, que ahora parece incapaz de asumir que ese tren lo perdió él solo.

Etchegaray niega legitimidad a Pagazaurtundua

«El juicio al que me somete me hace pensar en los procesos inquisitoriales, propios de la Edad Media, y ante ello, lo menos que puedo decir es que me alegro de que esta persona no tenga responsabilidades en materia de Policía o de Justicia en Francia». Con estas palabras, Jean-René Etchegaray respondió ayer a las críticas de Maite Pagazaurtundua, vicepresidenta de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia e Interior del Parlamento Europeo, con la que mantuvo una reunión el 11 de octubre en Baiona y que aprovechó la cita para cargar contra el lehendakari de la Mancomunidad Vasca.

Ella misma reveló el carácter «amonestador» del encuentro en “La Semaine du Pays Basque”, ante lo que el alcalde de Baiona replica: «No le reconozco legitimidad alguna para juzgar mi toma de posición en el marco del proceso de paz puesto en marcha en Euskal Herria».M. U.

Pasajes del libro

«Jonan Fernández siguió moviéndose de una manera audaz para un tema tan espinoso y delicado como era el del desarme. Con la intención de evitar que se produjera en los términos acordados por los artesanos»

«Había otra cuestión que explicaba las desavenencias: la lucha por el relato, después de que, ante diferentes interlocutores, el Gobierno de Urkullu hubiese mantenido más tiempo de lo razonable que el planteamiento de los artesanos era una insensatez irrealizable»