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CURITIBA

Lula sale de prisión tras el cambio de criterio judicial

Luiz Inácio Lula da Silva salió anoche de prisión tras pasar un año y siete meses encarcelado. La Justicia de Brasil había ordenado la puesta en libertad del expresidente tras el fallo del Supremo Tribunal Federal que establece que los condenados no empiecen a cumplir sentencia hasta que hayan agotado sus recursos. La decisión del Supremo podría posibilitar la excarcelación de miles de presos con apelaciones pendientes.

Anoche salió de prisión el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva después de que un juez federal ordenara su puesta en libertad en cumplimiento de fallo emitido la víspera por el Supremo Tribunal Federal (STF) que establece que las personas condenadas no empiecen a cumplir la sentencia sea firme tras el agotamiento de la vía de las apelaciones.

Lula da Silva salió acompañado por sus abogados; su actual pareja, Rosangela da Silva, y algunos de sus principales correligionarios, y entre los vítores de los cientos de simpatizantes que llegaron hasta los alrededores de la sede policial para recibir al líder socialista.

«¡Lula libre!¡Lula libre!», gritaban los seguidores de un Lula vestido de traje y que se fue directo hacia ellos, tras abrazar a algunos de sus familiares

El fallo del STF anuló una jurisprudencia que había establecido en 2016 y con la cual había autorizado ejecutar una pena de prisión después de que esta se confirmara en segunda instancia, pese a que en esa fase quedaban aún dos apelaciones pendientes ante cortes superiores.

La excarcelación de Lula fue solicitada ayer mismo por su defensa en base al ajustado fallo del Supremo –seis votos a favor y cinco en contra– que determinó la inconstitucionalidad del encarcelamiento de una persona condenada antes de que se agoten todos los recursos.

El juez Danilo Pereira Jr, de la 12ª Sala Criminal de Curitiba, capital del estado de Paraná, estudió la petición de los abogados y autorizó su puesta en libertad, que se produjo a los pocos minutos.

El expresidente se encontraba en prisión desde el 7 de abril de 2018, cuando empezó a cumplir una pena de ocho años y diez meses por corrupción tras ser condenado en segunda instancia, acusado de recibir como soborno un apartamento de playa de la constructora OAS, a cambio de beneficios para la adjudicación de contratos con la petrolera Petrobras.

La sentencia fue confirmada en una tercera instancia, pero aún está pendiente el pronunciamiento a una apelación ante la Corte Suprema ya presentada, lo que le ha permitido beneficiarse del fallo del Supremo.

Otros 5.000 presos podrían beneficiarse de la nueva jurisprudencia, que no se aplicará en aquellos casos en que una persona haya sido condenada por un tribunal popular debido a un delito violento o que represente un «riesgo» para la sociedad.

Según la nueva decisión, la prisión solo podrá ordenarse cuando, como establece la Constitución, se complete el «tránsito en juzgado» («cosa juzgada») y se hayan agotado todos los recursos posibles, con lo que la culpabilidad estará plenamente establecida.

Los fiscales de la Operación Lava Jato, la mayor investigación contra la corrupción en la historia de Brasil, rechazaron la decisión del Supremo y expresaron en un comunicado su temor a que «afecte a los resultados de su trabajo». «La decisión de revertir la posibilidad de la prisión en segunda instancia está en disonancia con el sentimiento de repudio a la impunidad y con el combate a la corrupción, prioridades del país», señalaron.

El propio exjuez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, instructor del caso Lava Jato y responsable de la primera condena contra Lula, sostuvo que «eliminar la ley sería un gran revés para la lucha contra la corrupción en el país».

El expresidente siempre ha negado los cargos y se considera víctima de una manipulación judicial para impedirle presentarse a los comicios presidenciales de 2018, en los que resultó elegido el ultraderechista Jair Bolsonaro.

Su postura ganó fuerza cuando Bolsonaro designó ministro de Justicia al juez Sergio Moro.

El prestigio de esa investigación y del propio Moro, ahora fuertemente cuestionado, se siguió erosionando con las filtraciones del portal periodístico “The Intercept Brasil” sobre conversaciones que muestran connivencias entre el entonces juez y los fiscales de la investigación. En las grabaciones difundidas, Moro orientaba a los fiscales sobre las líneas de actuación en las investigaciones.