Nacera OAUBOU - JAVIER MARTÍN (EFE)
Argel

ARGELIA PRIORIZA CON UNA NUEVA LEY LOS HIDROCARBUROS A LAS RENOVABLES

La nueva ley de hidrocarburos diseñada por el Gobierno argelino ha desatado una agria polémica en el país magrebí, escenario de un sostenido movimiento popular de protesta que demanda cambios profundos, en particular en el marco económico y social.

Argelia, tercer productor mundial de crudo y “depósito de energías fósiles de Europa”, está sumida en una aguda crisis económica y financiera desde que en 2014 se desplomara el precio del barril de petróleo y del gas, materias que suponen el 95% de sus ingresos por exportaciones.

Un agudo descenso que recortó esos ingresos y sacudió el obsoleto sistema de subsidios a los productos esenciales (combustible, harina, agua, vivienda, transporte, alimentos básicos) con el que el régimen militar, en el poder desde la independencia de Francia en 1962, ha comprado tradicionalmente la paz social, en particular en épocas de zozobra económica y desencanto social como la actual.

Creyendo que se trataba de una coyuntura pasajera, el régimen –entonces liderado por el clan del presidente Abdelaziz Bouteflika– optó por recurrir a las abundantes reservas de divisas –calculadas entonces en unos 178.000 millones de euros– para mantener los subsidios y conservar esa tranquilidad que había comprado cara en 2011 para frenar el impacto en Argelia de las llamadas “primaveras árabes”.

En 2018, apenas un año antes del estallido de la revuelta popular que ha facilitado la expulsión del poder del «clan Bouteflika», esas reservas se habían reducido a menos de la mitad, sin perspectivas de que el mercado del petróleo se recuperara, como habían vaticinado los expertos gubernamentales.

Los recortes, que han empobrecido a una población ya de por sí pobre pese al maná petrolero, se impusieron y creció el descontento. Descartada la opción de acudir a la deuda internacional –una línea roja para el régimen militar–, el nuevo Gobierno ha optado por priorizar la inversión en las energías fósiles y no solo ha aprobado una nueva ley que fomenta nuevas prospecciones –algunas polémicas como la extracción de gas esquisto–, sino que en teoría también abre el hermético mercado nacional de hidrocarburos con la intención de paliar el continuo descenso de la producción de los yacimientos, el retroceso de las reservas y el aumento de su consumo interno.

Según cifras oficiales, Argelia ha agotado ya el 60% de sus reservas de petróleo, mientras que aumenta su consumo interno a un ritmo del 7% anual, una peligrosa combinación que conduce a que cada vez tenga más dificultades para cumplir con sus compromisos de explotación.

Exenciones a empresas extranjeras

A la espera de su aprobación final en el Senado, la nueva normativa legal incluye importantes exenciones fiscales y aduaneras para las empresas extranjeras que deseen invertir en el sector petrolero y facilita la transferencia de acciones de compañías extranjeras en caso de que fueran adquiridas por otras empresas.

Permite cambiar los antiguos contratos de concesión por otros con condiciones menos leoninas, aunque no abroga, como se informó en un principio, la norma que obliga a que haya un socio argelino y que éste posea al menos el 51% de la compañía compartida. Conserva igualmente el artículo 51/49, que concede a la compañía estatal Sonatrach el derecho de tanteo y la capacidad de invalidar la venta o transferencia de activos y acciones de compañías extranjeras.

No obstante, sí incluye exenciones de impuestos como el del IVA para las empresas que inviertan en actividades upstream (fase de investigación, exploración y perforación), el de actividad profesional, y las tasas y derechos de aduana sobre las importaciones de materiales y equipos.

«La ley simplifica también los procedimientos fiscales y la implicación de distintas administraciones, además de favorecer la flexibilidad entre Sonatrach y los socios extranjeros. El objetivo es más flexibilidad, más visibilidad y capacidad de atracción en un ambiente mundial marcado por el aumento de la concurrencia y la baja de precios del petróleo», explica a Efe el economista Mahfoud Kaoubi.

Sin embargo, su colega Said Beghoul, con 27 años de experiencia en Sonatrach, considera que el nuevo marco legal solamente ofrece oportunidades a pequeños grupos petroleros, ya que se centra en la fiscalidad y no en la búsqueda de nuevos yacimientos. «Decir que esta ley atraerá como una varita mágica a los inversores no es cierto. Esta ley fascinará a empresas asiáticas de menos peso que Sonatrach y no a grupos mayores, como Exxon o BP, que preferirán otros subsuelos», subraya.

«La fiscalidad es la segunda etapa, al inversor solo le interesa el volumen que va a encontrar. Un socio, cuando llega, lo hace en calidad de geólogo. Los nuevos yacimientos son modestos, con pequeñas acumulaciones que no abren el apetito», recalca.

Una crítica que también está en la calle, donde se acusa al nuevo Gobierno de aprovecharse de este periodo de transición política y agitación social para aprobar un marco legal que le permitirá «esquilmar las riquezas petroleras», sin pensar en el futuro de las generaciones venideras.