Raimundo Fitero
DE REOJO

Rohinyá

Las maquinarias alienantes del sistema globalizado nos entretienen con golpistas de manual recibidos por otros golpista de manual con protocolos que escapan a la normalidad neuronal. Los Goya presentan un panel de ganadores y perdedores que alimenta una teoría sobre la amistad y el arte junto a una voz bastante unánime a favor de una postura antifascista. ¿No hay personal artístico o técnico en la industria cinematográfica que sean descaradamente fascistas? Lo hay. Se les reconoce. Lo mismo que en el periodismo vicario. Y la televisión de interés político trifascito, como Telecinco, que junta a dos especímenes de la carcundia española Bertín y Jiménez Losantos. Memorable empacho de imbecilidades sazonadas con dosis de odio. Una ceremonia de insultos y mentiras encuadradas en el argumentario del buen fascista español propenso a propiciar, reclamar y subvencionar los golpes de estado, propios y ajenos.

Para contextualizar y definir mejor a los fascistas de pulserita española recurramos al gran bocachanclas actual, Jair Bolsonaro, que despide a un secretario de cultura por incorporar en un discurso frases muy nacionalistas utilizadas por Goebbels y él dice con un par, cosas de esta entidad: «los indios están evolucionando y son cada vez más seres humanos». O sea, tesis goebbelianas superadas. Con esta idea del otro, se entiende algo incomprensible, el genocidio que están sufriendo los miembros de la etnia rohinyá. Una minoría musulmana de más de tres millones de seres humanos que fueron reprimidos y casi exterminados por el Ejército birmano, que ahora viven cerca de doscientos mil en Bangladés y otros tantos diseminados por otros países y que siguen siendo unos seres humanos perseguidos por el simple hecho de nacer en una comunidad étnica y religiosa diferente. La barbarie.