Víctor GONZÁLEZ CLOTA
barcelona
Entrevue
CHEIK FALL
PRESIDENTE DEL COLECTIVO AFRIACTIVISTAS

«Internet nos ayuda a ejercer el rol de centinelas de la democracia»

Desde la campaña #Sunu12 en Senegal en 2012, Cheikh Fall (Dakar, 1981) se erigió como uno de los líderes de los cambios sociales en África. Así surgió Afriactivistas, una liga de ciberactivistas africanos por la democracia.

Siendo una de las caras más visibles de la implementación de las nuevas tecnologías en las luchas sociales, el ciberactivista Cheik Fall fue invitado al Primer Encuentro de Movimientos Ciudadanos Africanos en Barcelona, donde reflexionó sobre las posibilidades de incentivar la participación cívica, la evolución de la política en el futuro tecnológico y lo que Fall llama la «ciudadanía aumentada».

¿Desde sus inicios, Afriactivistas se autodefine como «centinelas de la democracia». ¿Qué significado hay detrás?

Queremos extender el poder a las personas, que recojan nuestro ejemplo y conseguir que ser un ciudadano modelo se identifique con ser activista. Antes estos ejemplos cotidianos solo podíamos mostrarlos en nuestro entorno, hoy lo podemos hacer ante todo el mundo. Internet permite enseñar lo que un ciudadano puede hacer él solo a escala global y, además, convertir esa proyección en una responsabilidad, que ahora pasará a ser un modelo para los demás. Internet nos permite interpelar, responder, proponer y contribuir. A partir de esto nos ayuda a ejercer el rol de centinelas de la democracia, pasamos a ser los garantes de procesos democráticos como unas elecciones, el control de la Administración, fiscalizar un Gobierno u organizar un nuevo sistema político.

Pero no es menos cierto que el espacio infinito de Internet está siendo controlado por los estados y gobiernos. ¿Qué barreras se encuentran?

Tenemos muchas barreras y límites. Al comienzo, íbamos por delante de los políticos, analizábamos mejor el contexto en que nos encontrábamos, pero en el momento en que hicimos la revolución en Túnez, Senegal, Burkina Faso y otros países utilizando Internet, los políticos y los gobiernos entendieron que Internet era un poder de los ciudadanos. Y es cuando empezaron a intentar reducir el poder de Internet a través de la censura y el control de la información. Lo hacen de forma aparentemente sencilla como cortar el acceso a plataformas como Facebook, Twitter, Youtube o Whatsapp. Pero más allá de la censura, está la cibervigilancia: leyes que han aprobado de una forma legal, excepcional, para organizar el control y a través de estas leyes disponer de toda la información que los ciudadanos comparten y difunden. Es una amenaza con la que siempre convivimos.

El control de las redes sociales en países como Etiopía, Uganda o Senegal ha sido recurrente los últimos años, ¿Cómo se puede combatir esta censura?

Nos hace falta una inteligencia colectiva excepcional, aunque es muy difícil. Necesitamos ser capaces de funcionar de forma independiente. De hecho, hemos perdido parte de este combate. Después del 11S, EEUU aprobó la «USA Patriot Act», con la intención de unir y fortalecer América proveyendo las herramientas apropiadas, requeridas para impedir y obstaculizar el terrorismo, según ellos. La ley permite investigar, supervisar y controlar los aparatos de todas las personas detenidas. Francia, después de los atentados de Charlie Hebdo en 2015, aprobó la Ley de Informaciones, que permite a las autoridades recabar cualquier información sobre cualquier persona por motivos de seguridad nacional. Como un espejo, hay otros países que este año están haciendo lo mismo. Por ejemplo, en España, con la nueva legislación conocida como Ley Mordaza Digital. Y esto llegará a casa, a Senegal, y se escudarán en estas leyes con la excusa de la seguridad nacional para acordonar y censurar la población. Para combatir esto, tenemos que construir una red potente de actores involucrados para la revolución digital e ir y decir ‘no’ antes de que las leyes sean votadas, porque una vez aprobadas, ya será tarde, y tendrán el derecho de venir y pedirnos explicaciones bajo la excusa de la seguridad nacional.

¿Por qué tienen una visión de acción continental?

Para nosotros es muy evidente, somos personas que hacemos lo mismo en países diferentes. La visión panafricana a la que te refieres es un reflejo de dónde queremos vivir, dónde queremos cambiar la realidad. Los políticos africanos han suspendido en sus programas, porque ellos no han conseguido nunca crear la unión social africana, son los movimientos sociales que, a nivel de pueblo, han estado siempre a punto para impulsar el panafricanismo. Cuando pasa algo en Uagadugu, todo el mundo se organiza para ayudar a los burkineses, cualquier cosa que pasa en Costa de Marfil, Kenia, donde sea, nos movilizamos para ayudar y dar apoyo ese movimiento. Gracias a Internet las redes entre países evolucionan y nos permiten entrar en sus ecosistemas, en un ciberespacio, compartir y agrupar esa unión africana de los pueblos.

¿Qué se necesita para convertirse en un ciberactivista?

Una persona puede llegar a ser ciberactivista si comparte nuestros valores, si tiene nuestras convicciones, si tiene el mismo deseo de combate, si tiene los mismos objetivos y si tiene la suficiente voluntad para cambiar y ser un actor del cambio para la democratización. Llevar la voz de los africanos que no pueden conectarse a Internet, la de los que están censurados, ser la voz de los invisibles a los que no dan oportunidades, eso es ser ciberactivista. A partir de ese momento, todo el mundo puede ser afriactivista.

Twitter es la plataforma principal desde donde difunden sus actividades, ¿cómo es la relación con una aplicación que les ayuda a ser visibles, pero a la vez les enfrenta con campañas de difamación con las llamadas «fake news»?

Definitivamente, para nosotros, Twitter es la aplicación más útil. Es la que nos permite trasladar la información al máximo de gente posible y enlazar con los medios de comunicación de todo el mundo. Pero a la vez, hay que ser muy exigente con uno mismo para, antes de todo, ser capaces de identificar la validez o no de la información con la que trabajamos. Para ello, es de suma importancia crear una cultura cibernética del uso de las redes sociales. En el futuro, tienen que existir y exigirse sanciones para aquellos que hagan un uso inapropiado de Internet, en el sentido de la invención y la persecución. Tenemos que erigirnos como maestros o, al menos, ser conscientes de la necesidad de crear una educación reglada para la juventud sobre el uso de las redes sociales, sus posibilidades y peligros. Las personas que hoy en día producen las fake news, lo hacen para proteger su estatus, su dinero, pero otros lo reproducen por ignorancia, porque no tienen una cultura.

¿Perciben incomprensión en Europa sobre los nuevos movimientos sociales en África?

La fortaleza en la que se ha convertido Europa ha llevado a la ignorancia, no nos conocen. Hoy África es uno de los territorios más conectados. Incluso las personas que no han tenido nunca televisión ni radio, tienen la opción de tener un teléfono con conexión a 3G. En África, hay más teléfonos que africanos, más tarjetas SIM que africanos; por lo tanto, tenemos más posibilidades de acceder a Internet que nadie. Hoy los africanos podemos actuar más que nadie en Internet, pero la pregunta es, ¿por qué África no produce contenido para Internet? Esta la cuestión, siempre consumimos lo que producen los otros. Es uno de los mayores problemas y que hace que no tengamos una voz visible en Europa. No tenemos grupos mediáticos que produzcan contenidos africanos para que los europeos los utilicen. Lo que tenemos que hacer es no dejar que los europeos vengan a África a producir la información, nosotros tenemos que ser capaces de exportarla.

¿A qué se refiere el concepto «ciudadanía aumentada» que predica Afriactivistas?

Somos un ecosistema numérico, una sociedad digital que necesita un núcleo, un sistema de inclusión y organización de todas nuestras vidas para desempeñar el papel de la ciudadanía, lo que nosotros llamamos la ciudadanía 2.0, o sea, la ciudadanía aumentada. Hemos entrado en un ciberespacio y un ciberespacio tiene la necesidad de tener un control numérico más seguro, pero que permita a todo el mundo que está en este espacio desplegarse más fácilmente y libremente, y es lo que no existe ahora. Hoy en día, ser un africano afriactivista significa trabajar para conseguir que nos convirtamos en ciberciudadanos y podamos conseguir esta ciudadanía aumentada, con más derechos, con más democracia, a través de acceder a todo el sistema digital que nos rodea.

¿Cómo se imagina las luchas y movimientos sociales del futuro?

La tecnología es la base de la softrevolution, una transición hacia una sociedad más democrática de forma casi natural que aumente los derechos de la ciudadanía. Dentro de 30 años los clásicos movimientos sociales no tendrán la misma importancia. En lugar de organizaciones de la sociedad civil, tendremos ciudadanos fuertes, aumentados y responsables detrás una organización formal. Suena un poco futurista, pero yo lo veo así.