M. ZUBIMENDI

Sanders, el favorito en los sondeos y también el rival preferido de Trump

Según los últimos sondeos y los resultados de las dos primeras citas en las primarias, hoy por hoy, Bernie Sanders es el claro favorito para ganar la nominación demócrata y enfrentarse en las elecciones de noviembre a Donald Trump. Queda mucha carrera hasta entonces, pero va destacado por delante de sus competidores. Su base popular es vibrante y ferviente, ¿pero está preparado el partido y el país para abrazar a un candidato tan poco al uso?

Las primarias demócratas de Iowa y New Hampshire han dejado unos resultados previsibles. Bernie Sanders ha ganado en voto popular y número de delegados, aunque con márgenes mucho más justos de lo esperado. Y se proyecta en el horizonte, como una realidad plausible, el duelo Sanders-Trump en la elección presidencial del próximo noviembre.

Entre sus competidores en las primarias demócratas, el centrista Pete Buttigieg ha quedado cerca del veterano socialista y Amy Klobuchar no ha tenido malos resultados. La presencia de ambos indica que los defensores del establishment seguirán en la carrera, pero también divididos. Además, el máximo exponente del aparato, el exvicepresidente de Obama, Joe Biden, ha salido muy tocado. Y Elizabeth Warren ha quedado por detrás de Sanders dos veces y no da señales de poder mejorar sus registros. Solo falta por ver las consecuencias de la irrupción del multimillonario Michael Bloomberg, prevista para el «supermartes» del 3 de marzo, y valorar cómo influirá en las posibilidades de Sanders.

Choque de trenes

No le va a faltar «fuego amigo» a Sanders. El aparato del partido y los principales medios de comunicación le consideran un «chollo» para Trump y un «desastre» para las aspiraciones demócratas. Creen que EEUU no está preparado para un presidente que habla de «revolución» y de «socialismo».

No obstante, los analistas le dan el crédito de haber dado centralidad a propuestas progresistas como mayores impuestos a los ricos y una política climática más agresiva. Pero creen imposible que la versión populista de Sanders, mayoritariamente defendida por jóvenes, pueda vencer a Trump.

El actual presidente, que parece contraprogramar sus actos coincidiendo con los de los demócratas, con cierta sorna y quizá con clara intencionalidad, reitera sus simpatías hacia Sanders y atiza las teorías conspirativas que dan a entender que el proceso de primarias demócratas está «trampeado» para que el senador de Vermont no gane.

Para unos, la mejor oportunidad para la reeleción de Trump, y para otros, el único que puede derrotarle, lo cierto es que el choque de trenes entre dos populismos parece ir cogiendo forma. El «supermartes» dictará si finalmente hay duelo entre Sanders y Trump.

 

Trump, experto en demagogia; Sanders, objeto de caricatura

Sanders, al que varios sondeos dan la victoria sobre Trump con márgenes muy superiores a los de los otros candidatos en los estados claves que oscilan entre el rojo republicano y el azul demócrata y determinan quién será el presidente, tiene también «pasivos» de su pasado. Imágenes y grabaciones que los expertos aseguran son una munición que los republicanos no desaprovecharán.

Dudan de que Sanders pueda aguantar un bombardeo de anuncios republicanos en todas las televisiones mostrándolo en un mitin sandinista de 1985 con la multitud gritando «aquí, allá, el yanqui morirá», o hablando tras un viaje a la Unión Soviética alabando efusivamente su cultura estatalizada.

Cuando empiece ese bombardeo, difícilmente podrá reconocerse a Sanders, sino que se verá a un viejo loco y peligroso que destroza el negocio, echando espuma por la boca. Si en algo son muy buenos los republicanos, es en la demagogia. Y creen haber encontrado en Sanders un filón para la caricatura. M.Z.