Ane RUIZ DE OTXOA
LIBROS PARA UNA CUARENTENA

Avanzando a ciegas

Hay fechas del calendario que marcan el inicio de una forma de vida colectiva radicalmente distinta al día siguiente. El 9 de noviembre de 1989 cae el Muro de Berlín y en media Europa y la Rusia soviética se produce un terremoto social y político que anegó el día a día de millones de personas.

Svetlana Aleksiévich describe esta tragedia en “El fin del «Homo Sovieticus»”, un libro que recoge la perspectiva de la gente de la calle sin recurrir a estadísticas o análisis macroeconómicos. El libro se construye con conversaciones con algunos de los infinitos perdedores a causa de decisiones tomadas por unos pocos. Por supuesto sus opiniones no son unánimes. Y ese es su valor. Hay quien considera que el comunismo es como la ley seca, «una buena idea que no es realizable» mientras otros, huérfanos de referencias, idealizan la figura de Stalin al considerarlo un padre severo pero previsor.

Hay imágenes poderosas: la de la familias abocadas a perder sus casas al no poder pagar un alquiler súbitamente quintuplicado, la de mercadillos llenos de vendedores que liquidan sus libros y discos a cambio de algo que comer, la del guardavías que se suicida ante la pérdida no solo de su trabajo sino del sentido último de su vida. Como una Roma saqueada por los bárbaros se exhuman tumbas ilegalmente para robar a los muertos.

Como en toda tragedia otros, los menos, acumulan poder y ganancias haciendo suyos los esfuerzos de generaciones enteras. Mors tua vita mea.