Gloria Rekarte
Expresa
AZKEN PUNTUA

Honores

A González Pacheco se lo llevó el coronavirus. Fue un profesional del dolor, de la humillación, de la agonía. Un torturador. Y no, no me alegro. No me alegro porque el virus se lo llevó con todo puesto: honores, méritos, sobresueldo… aunque de eso, poco se le puede culpar. El cogió lo que le dieron y mantuvo lo que no le quitaron. Y eso sí que es grave. Que se los concedieran, es muy serio; que se los mantuvieran, es mucho peor. «Le debemos la democracia» reclamaban en las redes sociales dolientes comisarios de policía; no sé si retirados o en activo, aunque, a fin de cuentas, qué más da; lo importante es lo bien que se han explicado. Pueden estar tranquilos; la escuela en la que él y otros muchos, como Melitón Manzanas o el Capitán Muñecas, fueron grandes maestros, sigue en pie. Y el Estado español, por su parte, siempre ha sabido corresponderles: ascensos, indultos, condecoraciones… que los torturadores se sepan protegidos y enaltecidos y, lo que aún mas importante: que sus víctimas tomen nota y lo sepan también.

A González Pacheco, Billy el Niño, torturador por excelencia, se lo llevó finalmente la pandemia. Pero el virus no supo hacer justicia; dejó que se fuera como ha vivido: con honores y méritos, y en el equipaje se ha llevado también la reparación que les debía a sus víctimas.