Será que es luna llena y para no ser menos, esta noche, mixtura de caricias y reproches, vuelvo de nuevo a naufragar contigo.

Y sé que, si lo digo, vas a guardar silencio por miedo a que tus ojos se arrepientan, pero cómo callar el amor mío si hasta cuando enmudece es un fragor de intrusos alborotos sin causa que lo ampare ni albedrío que lo redima ileso, cómo negar la voz de los sentidos, cómo la certidumbre de los huesos.

Será que es luna nueva y a la espera de estímulos y abrigo han vuelto tu memoria y mis desvelos a contrariar afanes y permisos.

Y sé que, si lo digo, vas a darme la espalda por miedo a que tus labios se equivoquen, pero cómo callar el amor mío si hasta cuando sin voz es un clamor de vanos desahogos sin verdad que lo guarde ni equilibrio que lo disponga a salvo, cómo ocultar sus épicos escombros, cómo la obstinación de sus estribos.

Será que en esta luna que arrepentida mengua cuando crece, al cabo de la noche solo estamos tu peregrina suerte y mi torpeza.

Y sé que, si lo digo, vas a apurar el paso por miedo a que tus manos se desmientan, pero cómo callar el amor mío si hasta cuando lo niego es un tropel de viejos abalorios sin razón que lo acoja ni atavío que lo procure cuerdo, cómo esconder sus trémulos sonrojos, cómo la sensatez de su extravío.

(Preso politikoak aske)