Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

¿Exhumar o enterrar el pasado?

Nuestra interpretación de la historia se sustenta en un falso universalismo y sus estragos se vuelven contra nosotras en un efecto boomerang. ¿Y ahora qué hacemos? Comencemos desbrozando los fundamentos ideológicos e históricos del uso del término «descubrimiento», ya que en él se inscriben las representaciones europeas del «nativo» pagano y salvaje. Esta construcción mítica mantiene la confusión sobre el conocimiento pasado y presente de los pueblos originarios, sustituyendo conceptos como el de «nación» por «raza» o «tribu», privando de legitimidad a las expresiones culturales, políticas y religiosas existentes antes de que llegara el hombre blanco.

Desenmascaremos también las motivaciones de usurpación o ampliación de soberanía que se esconden en la noción de «expedición», con el pretexto de recolectar plantas y animales exóticos o recopilar datos etnográficos.

Colonizar es un acto esencialmente masculino. Existe un derecho de conquista que consiste en penetrar, poseer, expoliar, fecundar, comprar y vender personas y tierras, o ceder el derecho de propiedad sobre las mismas. Otro día hablaremos de la representación estereotipada de las acompañantes y guías, nativas salvajes sexualmente disponibles como la Malinche o la «squaw» Sakakawea.