Carlos GIL
Analista cultural

Ha llegado el anunciado eclipse del Soleil

Se ha consumado la amenaza y el Cirque du Soleil se ha declarado en quiebra lo que significa el despido de más de tres mil quinientos empleados y según informaciones cercanas a la empresa un agujero de más de ochocientos millones de euros. El gobierno de Quebec ha inyectado cerca de doscientos millones para salvar parte de la actividad. Esta situación nos enfrenta a un modelo de gestión devastadora. Un grupo de artistas de calle que acabó siendo una multinacional con inversores de diferentes países, siendo China quien tiene gran parte del accionariado. En unas décadas este tipo de circo se convirtió en hegemónico. Su modelo era de marcado carácter expansivo, grandes y bellísimos espectáculos para grandes masas, con carpas en gira y puntos estables en Las Vegas. Sus espectáculos contaban con las técnicas más avanzadas, los mejores artistas reclutados en el mundo entero y un sistema de venta universal, para una oferta muy agresiva. Trabajar en este circo era un honor para los artistas, pero dependiendo el género que hicieras era quedar machacado en cinco años debido a la gran cantidad de actuaciones que se programaban. Explotación con mentalidad capitalista. Llevo en estas páginas y antes en “Egin”treinta y ocho años informando, criticando, reseñando, y solamente una vez fui en portada: la llegada por primera vez de este circo a Bilbo.

Su influencia mediática ha sido importante y ha instaurado un modelo que no tenía mucho futuro, de grandes calidades escénicas, pero de un coste elevadísimo. Seguro que resucita.