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«Mientras no salgan Julen y Jon Ander seguiremos en la brecha peleando»

«La sensación es muy fuerte en este laberinto que nos ha tocado vivir. Hoy vamos a salir de él, pero todavía queda trabajo por hacer». El mensaje de Oihan Arnanz, Jokin Unamuno y Adur Ramírez de Alda al salir de Zaballa, una declaración de intenciones reiterada después.

La salida de la prisión de Zaballa de Jokin Unamuno, Adur Ramírez de Alda y Oihan Arnanz tras acceder al tercer grado abrió ayer un receso para disfrutar en un largo trabajo por «acabar con esta injusticia».

«Mientras no salgan Julen y Jon Ander, que son los que quedan por desgracia ahí dentro, seguiremos en la brecha peleando hasta conseguirlo», resumió Koldo Arnanz quien junto a Antton Ramírez de Alda esperaba la salida de prisión de los jóvenes que, a partir de ahora, abandonarán los fines de semana la prisión, a donde acudirán solo a dormir entre semana.

Ramírez de Alda, Unamuno y Arnanz están ya, así, en una situación similar a la que iniciaron en diciembre Iñaki Abad y Aratz Urrizola. En prisión permanecen Jon Ander Cob y Julen Goikoetxea. Todos ellos fueron condenados a penas que oscilan entre 9 años y seis meses y un año y seis meses de cárcel por una trifulca en un bar de madrugada con varios guardias civiles y sus parejas. Ainara Urkijo es la única de los ocho jóvenes que no entró en prisión.

En declaraciones a los medios ante la prisión de Zaballa, Koldo Arnanz declaró que cuando el jueves recibieron la noticia de la salida de los tres jóvenes, «el tartamudeo era total, casi no acertábamos a hablar». «La sensación es muy fuerte», expresó tras afirmar que su hijo decía al salir: «Hay mundo, detrás de estas paredes hay mundo».

Recordó el trabajo realizado contra la injusticia cometida contra sus hijos y que su objetivo es que «acabe cuanto antes».

En la misma línea se manifestó Antton Ramírez de Alda, quien aseguró que ponen fin «en positivo» a una etapa de un proceso «largo y tremendamente injusto». «Es una pena porque les han robado una parte de su vida», destacó, al tiempo que recordó que aún «queda trabajo por hacer».

Eusko Alkartasuna por su parte, también mostró su satisfacción por la aplicación del tercer grado a los jóvenes, medida que «no oculta la injusticia» de su encarcelamiento. «Hace más evidente la injusticia, porque evidencia que después de casi cuatro años de su injustificado encarcelamiento, el sistema penitenciario continúa sin permitirles desarrollar su vida», subrayó la formación.

Admitió que aunque la medida «aliviará la situación» de los jóvenes y sus familias «no deja de ser un parche a una sangrante injusticia que es preciso reparar en la medida que se pueda».