Josep SOLANO
Hiroshima

LOS TESTIGOS MUDOS DE HIROSHIMA

A las 8:15 horas de un día como hoy hace 75 años, los habitantes de Hiroshima se disponían a empezar un nuevo día sin sospechar que un avión, el Enola Gay, lanzaría una bomba de uranio, ‘Little Boy’, que explotaría a 580 metros del suelo dejando tras de sí un panorama devastador. La detonación de la primera bomba atómica hizo desaparecer de instantáneamente la vida de decenas de miles de personas y cientos de miles fueron heridas ypor la la radiación.

Tras huir de Hiroshima, los supervivientes temían no poder volver a casa, ya que en la zona devastada no podría crecer nada en décadas. Sin embargo, muchos ciudadanos se dieron cuenta que unos 170 árboles de la ciudad sobrevivieron a la explosión, y iguen creciendo 75 años después. Para poner en valor este legado y difundir el mensaje universal de estos supervivientes, Nassrine Azimi y Tomoko Watanabe dos amigas de la ciudad, crearon Green Legacy Hiroshima, una asociación que denuncia los peligros de las armas de destrucción masiva, las nucleares en particular, y, reivindica el carácter sagrado de la humanidad y la resiliencia de la naturaleza.

«Estos son los verdaderos testigos silenciosos, estos árboles lo vieron todo», asegura Tomoko Watanabe. La radiación destruyó todo lo que había a dos kilómetros a la redonda de su epicentro y personas, animales y edificios enteros quedaron carbonizados por la explosión; muchos de ellos desaparecieron literalmente. El jardín donde se encuentran buena parte de los árboles supervivientes se encuentra a un kilómetro y medio del epicentro de la bomba. «Escuché de mucha gente que, en ese momento, no había ningún color en Hiroshima: sólo se veía negro, blanco o gris.Se propagó que no crecerían plantas en la zona en al menos 75 años y todo el mundo creyó ese rumor: que la ciudad estaba muerta», explica Watanabe.

Los árboles parecían entonces los carboncillos de los lápices pero las cosas no tardaron en cambiar.«En algunos árboles se empezaron a ver brotes verdes y cuando la gente vió que germinaban pensó que ellos también podrían sobrevivir», asegura.

Watanabe confiesa que pasó muchos años sin darse cuenta del valor de esos árboles y los veía del todo normales. Gracias a la perspectiva de la gente de fuera de la ciudad se fue dando cuenta de su importancia y, junto a su amiga Nassrine, crearon en 2011 la asociación. «Los árboles me han enseñado muchas cosas: empecé a amarlos y querer hablar sobre ellos a la próxima generación»..

Actualmente, esta asociación envía planteles de estos árboles a todo el mundo difundiendo un mensaje de paz y esperanza. «Queremos plantar semillas de éstos árboles en potencias nucleares, lugares bajo el paraguas nuclear, y que hayan experimentado varios desastres naturales» Green Legacy Hiroshima busca que todos estos nuevos árboles, que nacerán y crecerán en más de 30 países, envíen el mensaje de que tenemos el poder de rehacernos y sobrevivir. Y es que, según Watanabe, los árboles tienen un poder mágico para «decir a cada persona lo que necesita escuchar».

Edificios que resistieron, en peligro

Pero los árboles no fueron los únicos testigos de la explosión de «Little Boy»: hubo algunos edificios que se salvaron, total o parcialmente, de la bomba; el más conocido de es el de la Cúpula Genbaku o Cúpula de la Bomba Atómica, anteriormente la oficina comercial de la prefectura de Hiroshima y que desde 1996 está en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Actualmente, el Ayuntamiento de la ciudad ha decidido derruir dos edificios que fueron fábricas de vestimentas militares y que sobrevivieron a las bombas.

A pesar que después de la guerra se utilizaron como hospitales y, posteriormente, fueron utilizados como residencias universitarias, actualmente no se da ningún uso y el gobierno local quiere derrumbarlos antes del 2022 con la excusa de ser poco resistentes a los terremotos. Pero una campaña local iniciada por Iwao Nakanishi, un superviviente de la explosión de 90 años de edad, quiere salvarloa y que estas estructuras históricas se conserven como puntos de referencia para transmitir la memoria de la tragedia a las generaciones futuras. A pesar de ello, las autoridades han garantizado que se preservará un tercer edificio al lado de este edificio y se remodelarán sus paredes y techos para protegerlo de los terremotos.

La ciudad cuenta, a día de hoy, con sólo 85 edificios construidos antes de la caída de la bomba en cinco kilómetros a la redonda de la zona cero. «Considerando la importancia histórica de explicar la tragedia a las generaciones futuras, no podemos aceptar la demolición» asegura Nakanishi, que propone que estos edificios se utilicen para promover «la abolición de las armas nucleares».