Javier GARCÍA (Efe)
WASHINGTON-PEKÍN

Trump sigue abriendo frentes, tecnológicos y geopolíticos, a China

La tensión entre China y EEUU alcanza nuevas cotas después de que Trump añadiera a otro gigante, Tencent, a su campaña contra las tecnológicas chinas en vísperas de la visita de mayor rango a Taiwán de un político de EEUU en los últimos 41 años.

Trump firmó el jueves una orden ejecutiva por la que prohíbe cualquier transacción o negocio con las chinas ByteDance, desarrolladora de TikTok, y Tencent– propietaria de la popular red social WeChat– en un plazo de 45 días «para proteger la seguridad naciona». Ese plazo va un poco más allá del 15 de septiembre que el propio Trump dio esta semana a TikTok para vender su negocio o irse de EEUU, pero también afecta a Tencent, todavía más importante para Pekín que ByteDance, con incontables inversiones internacionales.

La creadora de WeChat, una red social en China con más de 1.200 millones de usuarios, se convierte así -tras Huawei y ByteDance- en la tercera pieza de caza mayor de Washington en la lucha por la supremacía tecnológica que enfrenta a las dos grandes potencias mundiales.

«Hegemonía desvergonzada»

Pekín reaccionó con dureza, aunque continúa sin adoptar ninguna medida similar por el momento en reciprocidad. El portavoz del Ministerio de Exteriores chino Wang Wenbin calificó la orden de Trump de «desvergonzado acto de hegemonía en plena exhibición» y pidió a Washington que «deje de politizar los asuntos económicos y de oprimir a las empresas (...) EEUU probará en última instancia el amargo fruto de elegir el interés propio sobre los principios de mercado y las reglas internacionales, lo que solo conducirá a un declinar de su moralidad, su imagen nacional y su confianza internacional», auguró

Pero mientras Pekín parece dispuesto a aguantar estoicamente la acometida de Trump contra sus empresas tecnológicas hasta las presidenciales estade noviembre, la visita de mayor rango de EEUU en 41 años a Taiwán, que comenzará el próximo lunes, parece levantar más ampollas en el Gobierno chino.

El secretario de Salud y Servicios Humanos estadounidense, Alex Azar, llegará el domingo a Taipei y el lunes será recibido por la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, y varios ministros.

Pekín reitera que la cuestión de Taiwán es una «línea roja», la «más sensible e importante» en su relación con Washington.

En una inusual conversación telefónica anoche con el jefe del Pentágono, Mark Esper, el ministro chino de Defensa, Wei Fenghe, le instó a «evitar acometer movimientos peligrosos» que puedan llevar a una escalada de las tensiones en el mar de China Meridional. Fue la primera vez desde marzo, al menos que se tenga constancia, en que los máximos responsables militares de las dos grandes potencias mundiales mantienen un contacto directo.

La de Azar es la primera visita que un cargo de ese nivel realiza a Taiwán desde 1979, cuando Washington estableció relaciones con la República Popular China y pasó a tenerlas solo de manera informal con la isla, adonde huyó el Kuomintang chinos tras perder la guerra civil contra los comunistas.