Karlos ZURUTUZA
Entrevue
SAMIR AHADOGLU
COMUNIDAD AZERÍ DE NAGORNO KARABAJ-REPÚBLICA DE AZERBAIYÁN

«Volveremos a casa en los próximos meses»

El representante de la organización que aglutina a la comunidad azerí desplazada de Nagorno Karabaj y sus regiones colindantes habla con GARA sobre el momento que vive el enclave en disputa y el futuro que se contempla desde Bakú.

El perfil en las redes sociales de Samir Ahadoglu puede hacer creer que nació en Kelbajar (Azerbaiyán) en 1993, pero eso no es del todo cierto. Su madre estaba embarazada de él mientras huía del asalto de las tropas armenias sobre uno de esos distritos de mayoría azerí «incrustados» entre la frontera de Armenia y el enclave de Nagorno Karabaj.

Ahadoglu llegó al mundo pocos meses después, en uno de los muchos campos levantados para los desplazados de aquella guerra. Antes del alto el fuego de 1994, más de medio millón de azeríes huyeron de los siete distritos ocupados por las tropas armenias alrededor de Nagorno Karabaj.

Muchos acabaron viviendo en campos como en el que creció Ahadoglu; también en vagones de tren abandonados, antiguas escuelas, cines, hangares… Casi cualquier techo se daba por bueno. Lo que había de ser una situación «temporal» acabó enquistándose dolorosamente en el tiempo y, hasta hace solo diez años, tres cuartas partes de aquella comunidad vivía aún por debajo del umbral de la pobreza. Fue entonces cuando se empezaron a dejar notar los magros beneficios del petróleo del Caspio y el Gobierno decidió finalmente abordar la cuestión mejorando sus vidas.

Ahadoglu es un ejemplo de ello: tras licenciarse en Relaciones Internacionales por la Universidad de Bakú, el joven completó sus estudios con un máster en Wuhan (China) y un curso de Diplomacia en Italia. Hoy es el responsable de Relaciones Internacionales de la Comunidad Azerí de la Región de Nagorno Karabaj-República de Azerbaiyán, una organización política que representa a aquellos desplazados. Durante esta entrevista realizada por videoconferencia, Ahadoglu insiste en que lo que mueve su vida es «solucionar este conflicto y poder volver a casa». Esa que nunca conoció...

El bombardeo sobre Stepanakert y otras localidades de Nagorno Karabaj se antoja algo en las antípodas de una «solución diplomática» al conflicto.

Antes de responder, me gustaría aclarar algunos puntos. La conferencia de Helsinki de 1992 reconoce únicamente dos partes «implicadas», Armenia y Azerbaiyán, y también dos partes «interesadas»: armenios y azeríes de Nagorno Karabaj. Los armenios hablan de un territorio al que hoy llaman ‘Artsakh’, que no reconoce nadie, ni siquiera la propia Armenia. En cuanto a Stepanakert, ese es el nombre que ellos le dan a la capital. Nosotros la llamamos Hankendi. Volviendo a su pregunta, esta ofensiva significa que no podemos aceptar esta injusticia ni un minuto más. ¿Por qué deben mis padres seguir llorando cuando miran la foto de su casa? ¿Por qué deben morir lejos de ella? Hay casi un millón de desplazados azeríes de la zona para que vivan allí poco más de cien mil armenios.

Las imágenes parecen bastante explícitas sobre la naturaleza de los bombardeos.

Hay mucha propaganda armenia al respecto; de hecho, hemos emitido multitud de llamamientos para que los civiles se mantengan alejados de los objetivos militares. No sabemos si la versión armenia sobre los civiles muertos es veraz, pero nos parece preocupante si lo es. Cada vida cuenta. El problema es que están usando a civiles armenios en instalaciones militares y, cuando estas se convierten en un objetivo, es normal que mueran. La inmensa mayoría de los objetivos son muy precisos y se hacen de forma quirúrgica sobre la cadena de suministros armenia. En cualquier caso, piense en ciudades azeríes como Ganja. Estaba allí el otro día cuando su mismo centro fue atacado. Tres edificios residenciales fueron destruidos, y eso se hizo a propósito. Podrían justificar de alguna manera bombardear zonas azeríes en la llamada «línea de contacto», pero no en una ciudad lejos de ella.

Volviendo a Karabaj, la iglesia de Susha no parecía un objetivo militar.

Eso es realmente una provocación por parte de los armenios, nosotros no hacemos ese tipo de cosas. Aquella iglesia es parte del patrimonio cultural azerí que representa la diversidad del territorio, un símbolo de nuestra multiculturalidad. Nuestros analistas han concluido que fueron los armenios los que destruyeron la iglesia para justificar su narrativa de ‘cristianos contra musulmanes’. Le puedo mandar fotos que demuestran que el ataque llegó desde posiciones armenias.

¿Lo de los mercenarios sirios enviados por Turquía también es una provocación?

Sin duda alguna. Turquía nos apoya logística y moralmente, pero no hay tropas turcas en Azerbaiyán, y mucho menos mercenarios sirios como se está diciendo. ¿Qué necesidad tendría de ellos un país con una población de diez millones de personas, una economía mucho más potente que la de su adversario y un Ejército cuatro veces mayor y mucho mejor equipado? Lo que sí sabemos es que armenios étnicos de Canadá, Líbano, Siria, Georgia, Francia y otros países están luchando contra los azeríes en suelo azerí.

Sin salir de la región, Irán es un país vecino que cuenta con una población de entre 25 y 30 millones de azeríes en su territorio. ¿Puede ser Teherán otro aliado válido?

Está claro que el conflicto le preocupa porque se desarrolla en sus fronteras. Por el momento han expresado su apoyo hacia nosotros reconociendo de forma explícita que Karabaj es territorio azerí y que, como tal, ha de ser recuperado.

¿Y Rusia?

Rusia está intentando calmar las aguas. El conflicto no ocurre en Armenia sino en suelo azerí, así que Moscú solo puede intentar mediar desde su puesto como copresidente del Grupo de Minsk (ver anexo).

Ya que lo menciona, ¿hay tiempo aún para sellar ese acuerdo?

De momento, sí. Primero han de retirarse las tropas armenias, al menos de la zona colindante, y se tiene que permitir el retorno de los azeríes desplazados a sus hogares.

El acuerdo también contempla un referéndum de autodeterminación en el enclave.

Sí, pero no solo para los armenios sino también para los azeríes, y eso no implica la independencia del territorio. En cualquier caso, no reconocemos a Francia como copresidenta del Grupo de Minsk desde que París mostrara un apoyo incondicional a Armenia.

Descartado dicho acuerdo, ¿cuál es su alternativa?

Estamos convencidos de que armenios y azeríes pueden vivir juntos. No tenemos problemas con los civiles armenios que viven en Karabaj y nunca los tuvimos, porque no fueron ellos los que ocuparon el territorio sino Armenia. Ereván entrenó a gente para hacerlo mientras inoculaba la azerbayanofobia, que caló sobre todo entre la gente más joven. No buscamos venganza. Tan pronto como regresemos pondremos en marcha un proceso de entendimiento y confianza entre ambos pueblos. Necesitamos recuperar la confianza en el otro y evitar la escalada de odio fabricando mecanismos que ayuden a integrar a ambas comunidades. Se pueden crear mecanismos de gobierno a través de los cuales ellos elijan a sus representantes en sus localidades respectivas. En realidad, era así antes de la guerra de los 90.

Ustedes hablan de episodios de limpieza étnica en Aghdam, Fizuli o Kelbajar en los 90; antes de eso, los armenios sufrieron un pogromo en Sumgayit (Azerbaiyán) en 1988 y, al fin y al cabo, para ellos ustedes son los mismos turcos que les aniquilaron durante el genocidio en Anatolia, a comienzos del siglo pasado. ¿Cómo se recupera la confianza?

Sabemos que no será fácil y que llevará mucho tiempo. Respecto a Sumgayit, le diré que fue organizado por los armenios, un intento más de proyectar que no podemos vivir juntos. Antes de aquello hubo 300.000 deportados azeríes de Armenia: primero hicieron una limpieza étnica y luego organizaron lo de Sumgayit. Respecto al llamado ‘genocidio armenio’, no fue más que un acto de guerra en el que murió mucha gente, no solo armenios, por mucho que estos se empeñen en capitalizarlo. Si se recuperan las estadísticas de la época no había ni un millón de armenios viviendo en Anatolia, pero insisten en que murió un millón y medio de personas. Es imposible. Tras aquellos sucesos de 1915, los armenios mataron a muchos azeríes en 1918 en Baku, Ganja, Quba… y solo porque decían que somos turcos como los de Anatolia. Mirar al pasado no nos ayudará. La ocupación debe acabar y le garantizo que no cometeremos los mismos errores que los ocupantes.

¿Qué plazos barajan?

Creo que volveremos a casa en los próximos meses.

 

Grupo de Minsk: ¿la única solución al conflicto?

Creado en 1992 bajo la tutela de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), el Grupo de Minsk busca desde entonces una solución dialogada entre Armenia y Azerbaiyán sobre el enclave de Nagorno Karabaj. El comité está copresidido por el Estado francés, Rusia y EEUU, e incluye como «países participantes» a Bielorrusia, Italia, Portugal, Suecia, Alemania, Países Bajos, Finlandia y Turquía, además de a Armenia y Azerbaiyán.

Hasta la fecha,se trata del único organismo internacional autorizado a mediar en el conflicto y su propuesta se articula a través de los llamados «Principios de Madrid», que ya se redactaron en 2007. Según ese borrador, Azerbaiyán recuperaría el control de los territorios colindantes a Nagorno Karabaj (hoy bajo control armenio) exceptuando el Corredor de Lachin, que conecta a Armenia con el enclave. Simultáneamente se desplegarían los Cascos Azules y Karabaj gozaría de un estatus provisional que le otorgaría mayor legitimidad internacional de la que tiene hoy hasta la celebración de un referéndum.

En palabras de Thomas de Waal –uno de los mayores expertos sobre el conflicto –, los presidentes de Armenia y Azerbaiyán han descartado la propuesta en repetidas ocasiones, pero existe un consenso común sobre que esta es la única solución.K.Z.