Largometraje de animación británico que reduce las grandes producciones de Hollywood con superhéroes a una escala infantil hecha a la medida de las mascotas que lo protagonizan. De cara a la distribución en el mercado anglosajón, su mayor atractivo consiste en un reparto de doblaje formado por grandes actores y actrices que, además de demostrar su sentido del humor, se permiten jugar con los acentos, como, por ejemplo, el gran Bill Nighy, que hace de una caricatura del personaje de Michael Caine en la franquicia Batman, exagerando el deje british.

Y es que Stardog (Nick Frost) no deja de ser una caricatura de Superman, mientras que Turbocat (Luke Evans) lo es de Batman. El primero ha heredado los superpoderes y la capacidad de volar, y el segundo utiliza gadgets varios y un vehículo similar al batmovil, junto con el mayordomo-robot Sinclair (Bill Nighy). Como perro y gato que son al principio se pelean, pero acaban uniendo fuerzas para luchar contra el jefe de policía Peck (Cory English) de la ciudad estadounidense de Glenfield, que persigue a las mascotas y animales callejeros. Cuentan como aliada con la conejita revolucionaria Cassidy (Gemma Arterton), líder de una organización animalista. También está el pez dorado Bullion (Ben Bailey Smith), que lanza consignas desde su pecera.