Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Gremlins

Pues resulta que no son virus, que son gremlins que durante el día conviven en transportes públicos, centros docentes, empresas y hostelería sin mayor problema, pero que a partir del ocaso, con la penumbra, tornan en bichos maléficos y perversos que atacan en la oscuridad de las grandes avenidas o de los estrechos callejones a quien transite más allá del toque de queda.

BPocas horas después de que se instaurara el precepto en las grandes metrópoli del hexágono, prefectos como el de Pirineos Atlánticos decidieron adherirse a ella echando el candado a la calle a partir de las nueve de la noche, como si esta medida fuera a evitar el pico de contagios de esta segunda ola, como si no se hubiera aprendido nada de la primera. Emmanuel Macron prometió más medios y más personal en sanidad y educación, pero cierto es que no dijo para cuándo. Tras la crisis de 2008 el gobierno de la República rascó del bolsillo del contribuyente treinta mil millones de euros para rescatar a los bancos, pero ni los hospitales ni las escuelas necesitaran de rescate alguno.

Con el confinamiento nocturno de dos de cada tres ciudadanos del Estado, el primer ministro afirma categórico que la mejor manera de aliviar a los hospitales es no cayendo enfermo, que es como decir que la mejor forma de seguir vivos es no morir. Estamos gobernados por gremlins, pero de los de guiñol. Y eso sí que alarma.