Gloria Rekarte
Expresa
AZKEN PUNTUA

Nunca tan lejos

Nuevo estado de alarma, toque de queda, limitaciones en la movilidad, cierres perimetrales. Lo que para cualquiera de nosotras y nosotros significa incomodidad, para los familiares de las presas y presos políticos vascos, significa angustia e inseguridad. Para ellos, la pandemia se traduce en una espiral de restricciones, confinamientos, limitaciones, inquietud y dificultades. Las visitas se suspenden de un día para otro por la presencia de positivos en las prisiones. O se deniega la entrada a visitantes que provengan de una u otra zona de Euskal Herria.

Cada visita es, hasta entrar en la cabina, hasta tenerle al otro lado del cristal, una incógnita, pero una incógnita angustiosa, abrumadora. Porque no, esto no es como en marzo, cuando no podíamos salir de casa, pero estábamos pegados al teléfono, haciendo llamadas, cruzando mensajes, fotos y videos; sabiendo en todo momento cómo estaban los que no teníamos al lado. Esto es tenerles muy lejos y, además, no saber. El virus hace de las suyas; el alejamiento hace aún más.

El virus, confina; el alejamiento, aísla y nunca, como en este momento, ha sido más nocivo, más dañino para los de dentro y para los de fuera; para las presas y presos y para sus familiares. Nunca la distancia ha sido tanta aun siendo la misma. Nunca las cárceles han estado tan lejos.