Dabid LAZKANOITURBURU

El Polisario bombardea el paso de Guerguerat, ocupado por Marruecos

El Frente Polisario bombardeó el pasado sábado el paso de Guerguerat, zona fronteriza con Mauritania en el Sahara ocupado por Marruecos, que confirmó pero minimizó el ataque.

En un escueto comunicado, difundido por la agencia oficial SPA, el Frente Polisario aseguró que «el Ejército saharaui lanzó cuatro misiles contra la brecha ilegal de Guerguerat y sus alrededores. Dos alcanzaron la zona de Lawenia mientras que los otros alcanzaron la parte norte de la brecha ilegal».

«La ofensiva (…) se produce un día después de las ofensivas y operaciones de hostigamiento realizadas por combatientes saharauis en el sur de Marruecos», añade la comunicación.

Un alto responsable marroquí que pidió el anonimato confirmó a la agencia AFP «varios tiros de acoso cerca de la zona de Guerguerat, pero no ha afectado a la carretera y el tráfico no ha resultado perturbado».

«Esto se inscribe en una campaña de provocaciones desde hace tres meses. Hay una voluntad de crear una guerra propagandística, mediática, sobre la existencia de una guerra, pero situación es de normalidad», añadió desde la capital marroquí, Rabat.

Testimonios de audio de camioneros Youtube confirman el impacto de misiles cerca de la gasolinera del paso fronterizo y aseguran que abandonaron la zona despavoridos.

Ruptura del alto el fuego

La situación en la antigua colonia española es de alta tensión bélica desde que el pasado 13 de noviembre fuerzas armadas marroquíes penetraran en la zona de interposición del paso de Guerguerat, que considera una «brecha ilegal», para desalojar a un nutrido grupo de saharauis acampados para protestar contra la ocupación.

Apenas 24 horas después de la ofensiva, el secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharahui Democrática (RASD), reconocida por decenas de países, Brahim Ghali, denunció la violación del alto el fuego y consideró rota la tregua firmada en 1991.

Un día más tarde, anunció el inicio de acciones bélicas a lo largo del muro levantado por Marruecos en medio del desierto, que según los saharauis se repiten a diario desde entonces y que Rabat ni comenta.

El pasado jueves, la RASD ya anunció que el Ejercito saharaui se preparaba para «ampliar el alcance de sus operaciones militares, desde el sur de Marruecos al sur del Sahara Occidental, para cubrir todos los sectores y defensas enemigas».

«En el pasado, hemos otorgado toda nuestra confianza en la comunidad internacional y detuvimos los combates de forma definitiva», recordó la semana pasada el ministro saharaui de Seguridad, Sidi Ould Oukal.

«Hemos esperado 30 años. 30 años de promesas incumplidas, de tergiversaciones y de una espera insostenible»

Legado de Trump

Javier Martín, delegado de Efe en la región, considera que «la sólida presencia de Rusia y Turquía en Libia, la guerra en el Mediterráneo oriental y los esfuerzos de Marruecos, su principal aliado en la región, por convertirse en la potencia regional, marcan la agenda de la Administración Biden en el norte de África, donde los expertos creen que solo introducirá cambios «menores y lentos», que «llegarán tarde» y estarán condicionados por la dificultad para revertir «trampas como la del Sahara Occidental» tendidas por su predecesor, Donald Trump.

Jalel Harchaoui ,investigador de la «Iniciativa mundial contra la delincuencia organizada transnacional», explica que la política exterior de Trump tuvo dos fases distintas que es necesario recordar para entender las decisiones que podría adoptar su sucesor.

Una hasta la salida de los secretarios de Estado Rex Tillerson, y Defensa, James Mattis, «liberales republicanos favorables a las tesis tradicionales de la política exterior, como la oposición a Rusia». Y otra liderada por halcones como el consejero de Seguridad Nacional John Bolton, alineada con los intereses regionales de Israel y EAU, que propició la ofensiva del mariscal Jalifa Hafter contra Trípoli en 2019 y facilitó el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, las dos trampas con las que tendrá que lidiar Biden.

En los últimos tres años, gracias a la desidia de EEUU y la división de la UE, Rusia y Turquía han multiplicado su influencia política, económica y militar hasta convertirse, junto a EAU y Qatar, en los actores principales de un conflicto ahora multinacional. Han desplazado miles de mercenarios extranjeros y levantado bases militares sólidas: los turcos en la frontera con Túnez y en Misrata, y los rusos en Al Gardabiya, Al Jufra y los alrededores de Bengasi.

Tampoco cree que se vayan a producir cambios en el espinoso asunto del Sáhara Occidental, pese a las presiones de Rusia y Argelia, y apuesta porque otros países de la región, como Mauritania, sigan el mismo camino en los próximos meses

«En cuanto a Marruecos, hay que ser muy realista. La Administración Biden probablemente cambie de discurso, para parecer menos provocativo de cara a países como Argelia o el Frente Polisario, pero no va a cambiar la decisión de Trump. Sobre todo porque está en la línea con Emiratos e Israel», señala.

«Mauritania quiere seguir la tendencia e imitar a Marruecos. Sobre todo por la influencia de EAU, que desde enero pasado ha inyectado mucho dinero en Mauritania», recuerda.