Los mercados no terminan de ver el aumento de luz al final del túnel en la crisis de la pandemia, cada vez más desatada y dañina para la economía. En la jornada de ayer, el Ibex se volvía a venir abajo tras el rebote de la víspera, con una caída del 1,41%, hasta los 7.852,70 puntos. Desde el comienzo de año pierde ya un 2,74%. Los índices homólogos europeos dibujaron la misma gráfica bajista: París retrocedía un 1,16%; Fráncfort, un 1,81%; Milán, un 1,47%; y Londres, un 1,30%. Los inversores tampoco encontraron apoyo al otro lado del Atlántico, donde sus tres índices principales salían claramente a la baja, con pérdidas superiores al 1%, y se mantenían así al cierre en Europa.

Las alarmas siguen encendiéndose ante el avance de la pandemia y, de momento, la escasa visibilidad de un final. En este sentido, los problemas para gestionar la producción, distribución y administración de las vacunas se han convertido en otro serio obstáculo para generar la confianza necesaria. Además, hay cascada de recortes en las previsiones de crecimiento por las dificultades de la recuperación de la actividad económica en un escenario de mayores restricciones. Ayer, el jarro de agua fría llevó sello alemán: según el Gobierno, el PIB crecerá un 3%, un 1,4% menos de lo previsto en octubre.

Dentro del Ibex, el sector financiero sufría una caída generalizada. Los más castigados fueron Bankinter y Bankia, que restaron más de un 4%. No muy lejos terminaron Santander (con -3,95%), Caixabank (-3,21%) y BBVA (-2,76%). Pero los peores del índice eran Solaria (-10,82%), Acciona (-7,24%) y Siemens Gamesa (-5,84%). En el lado de las subidas, destacaron Merlin, Enagás y Grifols, que sumaron más de un 3% a sus precios.