Iñaki IRIONDO
GASTEIZ
COMPARECENCIA DE LA CONSEJERA DE SALUD EN EL PARLAMENTO

Lakua cierra el caso del abuso de las vacunas con los dos ceses conocidos

A pesar de haber más cargos que no se ajustaron al protocolo y ser evidente que los dos cesados contaron con colaboración cercana, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, cerró con Eduardo Maiz y José Luis Sabas el cobro y la asunción de responsabilidades por el uso indebido de las vacunas. El Departamento asume descontrol en Santa Marina.

La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, acompañada de la directora general de Osakidetza, Rosa Pérez, compareció ante la comisión parlamentaria para dar explicaciones sobre el caso de las vacunaciones no ajustadas al protocolo que ha conllevado los ceses de los directores gerentes de los hospitales de Basurto y Santa Marina, Eduardo Maiz y José Luis Sabas. Pese a evidenciarse que otros cargos directivos también se vacunaron con «sobrantes», no anunció nuevas acciones ni peticiones de responsabilidades.

Por otro lado, a pesar de que la consejera admitió que la vacunación masiva de Santa Marina «fue un error, una descoordinación de la que nos sentimos responsables en el Departamento y en Osakidetza, yo la primera», la única consecuencia práctica es que «hemos reforzado los circuitos de información y coordinación».

Al inicio de su intervención, Gotzone Sagardui advirtió de que lo que han hecho desde que el 19 de enero conocieron lo ocurrido –por la consulta de un medio sobre una denuncia sindical y por llamada directa de Sabas– y forzaron los dos ceses, «no es una auditoria ni un expediente informativo» sino «indagaciones realizadas en el conjunto de la organización» para saber «si ha habido algún incumplimiento no justificado de los criterios de vacunación».

El caso de Basurto

Según el relato de la consejera, el 31 de diciembre llegaron a Basurto 2 viales, con 10 dosis, que por distintas razones no se habían utilizado en las residencias. Se decidió distribuirlas entre ancianos que estuvieran ingresados, pero el 3 de enero solo se habían encontrado 6. Sobraban 4 y «se decide ofrecer la vacuna a varios responsables de servicios que más contacto tienen con personas infectadas en su trabajo». Aceptaron, «el jefe del servicio de Medicina Interna, una microbióloga, la jefa de servicio de enfermedades infecciosas y el director gerente».

Gotzone Sagardui aclaró que en un hospital del tamaño de Basurto se podía haber elegido personal más adecuado en la UCI o en Urgencias. Sin embargo, los jefes vacunados tienen «contacto estrecho» con pacientes, pero el director gerente no. Por eso, cuando el 19 de enero conocieron los hechos, pidieron a Eduardo Maiz que «asumiera su responsabilidad, no lo hizo y el día 20 fue destituido».

Esas cuatro vacunaciones no fueron registradas, excusándose en que como no se había iniciado la campaña entre los sanitarios, se guardaron los datos en otro formato. Por ello, el Departamento ha decidido abrir un expediente informativo.

Basurto, preguntas pendientes

Cuando la consejera se levantó y se marchó de la Comisión, quedaron sobre la mesa varias preguntas pendientes realizadas por grupos de la oposición, a pesar de que Gotzone Sagardui no ve bien que le digan que no responde a todas las cuestiones.

Por ejemplo, la parlamentaria de PP-Cs Laura Garrido quiso saber quién organizó y practicó las vacunaciones en Basurto, y apuntó que, teniendo en cuenta que la campaña de sanitarios no había comenzado, debería tener alguna consecuencia.

El caso Santa Marina

En el Hospital Santa Marina lo que desencadenó la intervención del Departamento fue comprobar que al final del 19 de enero se habían efectuado en un solo día más de 500 vacunaciones. Desde el hospital se había avisado que se iba a vacunar a toda la plantilla, pero entendieron que era al personal relacionado con los enfermos y siguiendo la directriz de hacerlo primero al 50% y después al resto, para evitar que algún problema de efectos secundarios dejara al centro sin atención.

Según desveló la consejera, además de al gerente cesado, se vacunó también «al resto del personal directivo», así como a «cuatro representantes de sindicatos que se encontraban allí, en una reunión», «a cuatro personas externas pertenecientes a Servicios Religiosos», a otras cuatro pertenecientes a la empresa que explota la cafetería, a dos de la empresa de vending y a otras dos de una empresa de mensajería paquetería.

Más preguntas sin respuesta

Todos los grupos de la oposición preguntaron quién autorizó enviar a Santa Marina 100 viales, de los que se pueden sacar entre 500 y 600 dosis, lo que permitía evidentemente vacunar a toda la plantilla, si eso no era lo autorizado.

Por otro lado, también destacaron la existencia de dos versiones distintas, la de la consejera y la del director cesado, que asegura haber informado de todo incluso a la propia Gotzone Sagardui, quien admite haber recibido una llamada a las 21.50, cuando ya se había vacunado hasta el propio José Luis Sabas. Por ello se piden cauces, como una comisión de investigación o más comparecencias, para poder esclarecer la verdad.

También quedó sin respuesta la pregunta de si se había previsto llamar a las televisiones para que tomaran imágenes de la vacunación en Santa Marina.

Otros casos

En su comparecencia, la consejera señaló que habían «rastreado» todo el sistema sanitario y que, al margen de los ya expuestos, solo habían encontrado un director gestor, un director médico y una dirección de enfermería que se hayan vacunado. No dio explicaciones sobre otros casos.

Sí que habló de que en Tolosaldea se habían detectado dos casos «sin actuación reprochable» y en Debabarrena parte del equipo directivo se vacunó porque realizan actividad asistencial y les correspondía.

Gotzone Sagardui aseguró que «seguimos atentas a lo que ocurre en el proceso de vacunación, por si hubiera alguna administración inadecuada».

 

Distinta reacción de sindicatos afectados

Después de que se conociera que cuatro representantes sindicales se habían vacunado, ELA y UGT defendieron a los suyos, alegando que se les conminó a hacerlo en ese momento desde la dirección del centro y exigieron a la consejera que no desvíe la atención.

Por su parte, CCOO anunció que ha cesado a su delegada en el hospital, porque «saltarse el protocolo de vacunación es un hecho de la gravedad suficiente».

El delegado de LAB no se vacunó. GARA