Aritz INTXUSTA
iruñea
Entrevue
MIKEL IRUJO
CONSEJERO DE DESARROLLO ECONÓMICO

«Mi obsesión personal será situar a Navarra en un contexto europeo»

Nacido en Caracas en 1972, está licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra y doctorado en Derecho Europeo por la EHU-UPV. Su desempeño profesional ha estado ligado al Parlamento Europeo y a Thomson Reuters Aranzadi.

Al nuevo consejero de Desarrollo Económico cuesta sacarlo de su zona de confort, la UE. Promete trabajar para enlazar más y mejor a Nafarroa con la UE y, a decir verdad, oxigena un poco el ambiente que Mikel Irujo mire a Bruselas sin pasar necesariamente por Madrid. Para dirigir la cartera de Desarrollo Económico valen perfiles técnicos o zorros, pues les toca batirse con los empresarios, que tienen un punto de jauría. El nuevo consejero, en el primer contacto, se revela como muy técnico. Se nota que trabajó en la base de datos jurídica Aranzadi. Si es zorro o no, se verá. Irujo sustituye a Manu Ayerdi, que reunía en grado sumo ambas cualidades.

El coronavirus ha dejado muy maltrecha la economía navarra y a usted le compete no solo tratar de recuperarla sino también de reencauzarla hacia el futuro, pero... ¿hacia dónde?

Europa y recuperación están estrechamente ligadas. Llevo cinco años trabajando como delegado navarro en Bruselas. Europa es nuestro contexto y lleva años trabajando una transición ecológica y digital. A nivel empresarial, la transición ecológica y la digital son los dos grandes ejes y van a ocupar un 60% del gasto total del mecanismo de recuperación.

¿Por qué lo verde y lo digital?

La reflexión es que ciertos aspectos competitivos que no vamos a recuperar, como la batalla de los precios o la calidad, porque la diferencia de calidad ya no existe. Como continente nos queda ese sello, también comercial, que es el sello verde. Somos el continente más concienciado como sociedad y tenemos una industria que ha visto en el sello verde la garantía de seguir siendo competitiva.

En cuanto a la digitalización, también son años insistiendo en que nos estamos quedando rezagados en ese ámbito con respecto a EEUU o China. La crisis ha acelerado todo esto. Se ha socializado mucho la transición digital y la reflexión de la Comisión Europea es hacer un gran fondo, que sea una respuesta exclusivamente europea y aprovechemos esos fondos para transformar la economía.

Su gestión, de partida, más continuista con el legado de Manu Ayerdi no puede ser. Usted se ha quedado con todo el equipo que tenía Ayerdi.

Los últimos cinco años tuve un contacto enorme con el departamento. Gran parte de sus políticas tenían que ver con la UE.

Por así decirlo, como delegado, era el enlace en Bruselas del Departamento de Desarrollo Económico.

Toda la política de innovación y de emprendimiento va muy engarzada a los fondos estructurales de la UE. Y la relación interregional lleva a muchas cuestiones energéticas, que han sido algunos de los temas estrella. De ahí que conociera, y compartiera, la dinámica de este Departamento. Además, los presupuestos se acaban de aprobar hace escasos dos meses y lo que me toca es ejecutar lo ya acordado. El año que viene, ya sí, me tocará readaptarlo a la nueva situación. A ver si llega esa esperada recuperación en el segundo semestre, logramos consolidarla y hacer esas transformaciones. Así podremos entrar en los grandes proyectos del mecanismo de recuperación. Otra cosa que será prioritaria, y esto sí que es algo más mío, mi obsesión personal es situar a Navarra en ese contexto europeo.

¿Qué avispero es peor? ¿El Parlamento Europeo o el Parlamento de Iruñea?

¡Buf! Sí te puedo decir que en todos los sitios cuecen habas. Esta política es más de proximidad, de identidad. Aquí todo es más próximo, importa quién eres, de dónde has salido... hasta de qué barrio eres. Allá el debate es otro, aunque tampoco exento de problemas, porque hay una extrema derecha que está muy implantada, entre otras cosas.

Aquí, en su despacho, entre su equipo de confianza, solo he escuchado euskara. El empresariado navarro, si por algo se ha destacado, es por ser de derechas –algo muy típico– y acérrimamente españolista. ¿No puede generar eso suspicacias?

Soy abertzale. Es lo que soy. Siempre lo he sido y puedo remontarme generaciones. Una de las cosas que motivó mi entusiasmo por entrar en el Gobierno anterior y reactivar mi actividad política, de la que estaba muy desligado, fue ver la oportunidad de cambio en la dinámica política de Navarra. Cualquiera que viva aquí ha visto dejes sectarios. Esa es la verdad. Era una política sectaria. El hecho de ser nacionalista se convirtió en la explicación per se para poder ser excluido, no solo ya de lo político, también de lo económico. Ese discurso calaba y se asumía. Eso no solo es una aberración política, entendida la política como un acto de diversidad, sino que es una aberración como comunidad foral, porque en Navarra o participamos todos o esto no tiene sentido. No hay ninguna sociedad que salga adelante excluyendo a parte de sí misma. Ese es uno de los grandes retos del Gobierno anterior; una de las grandes virtudes de Uxue Barkos fue romper esas barreras mentales, que se habían extendido también al empresariado.

¿Y no hubo cierto abandono de Nafarroa por parte de los empresarios abertzales, que acabaron encerrándose en la CAV?

Según se mire. El segundo grupo que más PIB genera en Navarra es el Grupo Mondragon. Sí que existe la conexión, pero no por ser vasco o no vasco. Puedo decirte, no creo que sea nada nuevo para nadie, que hasta el Gobierno liderado por Barkos las relaciones entre Navarra y la CAV fueron muy tensas. Me remito a la hemeroteca. Y era una relación que había que recuperar. No ya por ser abertzale, sino porque compartimos intereses económicos coincidentes.