Asier ROBLES
BILBO
Entrevue
ALAITZ ARGANDOÑA
PRESIDENTA DE LA FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES VECINALES DE BILBO

«Pese a la pandemia, no hay reflexión sobre las necesidades de la gente»

Alaitz Argandoña, que lleva un año al frente de la Federación de Asociaciones Vecinales de Bilbo, hace una radiografía de la villa y aborda temas como la brecha entre barrios, el espacio público, el medio ambiente o la participación ciudadana.

Hace ya un año que Alaitz Argandoña (Arangoiti, 1980) relevó a Carlos Ruiz en la presidencia de la Federación de Asociaciones Vecinales de Bilbo, dando pie a un cambio generacional en la directiva. Argandoña señala que con la nueva gente que ha entrado también han entrado nuevos temas a tratar, y en los últimos meses han fijado los objetivos de cara al 2021, que sin duda estará marcado por la crisis generada por el covid-19.

La federación cuenta con 27 asociaciones federadas y 18 asociaciones observadoras.

¿Cómo valoran el 2020?

La pandemia de covid-19 ha condicionado el año, sin embargo, esto también ha supuesto una oportunidad para ver cuáles son las prioridades de Bilbo. Hemos visto la importancia del espacio público, de los servicios públicos, del medio ambiente... Asimismo, las diferencias que hay entre los barrios se han hecho más patentes, tanto en temas de accesibilidad como en otros más estructurales. También cabe señalar que los mecanismos de participación ciudadana, que ya eran pocos de por sí, se han visto recortados.

Quiero destacar la labor realizada por las Elkartasun Sareak, que se crearon durante los primeros días de la pandemia. Si alguien ha salido con nota de la pandemia ha sido el movimiento popular, los vecinos y vecinas que se han juntado para ayudar al resto en un momento como este. Además, han tenido la capacidad de ser flexibles durante las fases y han sido muy heterogéneas. Creo que muchas de ellas han llegado para quedarse y eso es muy importante.

En vuestro último boletín mensual destacasteis la necesidad de un cambio en el uso del espacio público…

Hoy en día el espacio público está creado en base al modelo de ciudad que están impulsando desde las instituciones, es decir, un modelo dirigido al turismo y a atraer a grandes empresas, y no a garantizar la calidad de vida de la ciudadanía. Durante la pandemia se ha visto un claro déficit de espacio para uso público y una necesidad de cambio. Vemos la necesidad de una gran mejora en la red de bidegorris, de más zonas verdes y de más zonas de uso comunitario.

¿Qué desafíos tiene Bilbo en el ámbito del medio ambiente?

Consideramos que hay que hacer un gran cambio en la gestión de residuos, y desde la federación estamos trabajando en ello. Otro de los desafíos es el de las empresas contaminantes, como Sader/Profersa, en Zorrotza; entendemos que generan muchos puestos de trabajo, pero al menos hay que sacarlas fuera de los núcleos urbanos. También consideramos que el Ayuntamiento tiene que adoptar el compromiso de realizar todas las futuras obras bajo criterios medioambientales.

¿Cree que hay una brecha entre los barrios y el centro de Bilbo?

Por supuesto. Ahora se ha hecho más notable, peros siempre la ha habido. Esta brecha se evidencia especialmente en la accesibilidad y el transporte. Buia, por ejemplo, tiene un autobús cada media hora que solo conecta con La Peña –no con el centro de Bilbo– y además no tiene alumbrado, ni señalización, ni asfalto en su acceso peatonal. En otros barrios, como Errekalde, las líneas de Bilbobus se solapan, y en otras como Altamira, Masustegi o San Adrián hay una gran falta de frecuencias y líneas. Además, durante la pandemia hemos visto que varias líneas de autobuses han visto disminuidas sus frecuencias.

Desde la federación pedimos una restructuración de Bilbobus, pendiente desde 1999. También continuamos trabajando en la plataforma Txartel Bakarra, con el fin de aunar los precios y la accesibilidad a los diferentes transportes púbicos. La línea 4 del metro es otra de las reivindicaciones, parece que se va avanzando, pero una vez más parece que las prioridades de las instituciones son otras.

¿Qué opinión tiene sobre los proyectos como Zorrotzaurre?

El proyecto Zorrotzaurre está siendo un negocio, no están pensando en la ciudadanía. Deustuibarra es un barrio que nunca ha tenido servicios básicos, como un supermercado o un ambulatorio, y ahora van a construir un montón de viviendas y no están previendo cuál va a ser el equipamiento que va a necesitar toda esa gente. Además, se está construyendo un nuevo barrio sin plantear un bidegorri. Por otro lado, consideramos que en Bilbo hay mucha vivienda vacía, no vemos la necesidad de construir más.

¿Cómo valoran el nuevo Plan General de Ordenación Urbana aprobado en diciembre?

Planteamos varias modificaciones en el plan presentando varias alegaciones con el objetivo de peatonalizar el espacio público, incluir más zonas verdes y bidegorris, recuperar edificios infrautilizados, tener una planificación urbana pensando en la reducción de la contaminación ambiental y acústica, pero nos las desestimaron todas.

Desde el Ayuntamiento dicen que el PGOU se ha aprobado hablando con la ciudadanía, pero no es verdad. No han hecho caso a las propuestas y peticiones vecinales. Desde el AMPA del Colegio Cervantes, en Abando, pidieron que se reconsiderase la construcción de la sede del Obispado y Mutualia que se va a llevar a cabo frente al colegio, ya que perjudica a la comunidad escolar y vecinal, pero el proyecto continúa adelante.

¿Y del Plan Bilbao Aurrera puesto en marcha por el Ayuntamiento para hacer frente a la crisis económica y social derivada del covid-19?

El Ayuntamiento asegura que está planteado para ayudar a los más necesitados y vulnerables, pero no es así. En la parte de la reactivación económica se habla mucho de la colaboración público-privada, y cuando hablan de eso vemos que hay un trasfondo de privatización. Se está hablando de utilizar espacios y herramientas públicas para llevar a cabo proyectos privados.

También se está planteando la utilización del espacio público para poner terrazas de la hostelería a largo plazo. Esto nos preocupa, porque hay en muchos barrios en los que los vecinos se han quejado de la contaminación acústica y que no pueden descansar (Abando, Muelle de Ripa o Casco Viejo).

Por otro lado, pensamos que muchas ayudas que se van a dar en este plan, tienen que alargarse en el tiempo y no solo mientras dure la pandemia. Porque, por ejemplo, el tema de los desahucios o el sinhogarismo es un tema estructural que viene de lejos. Deberían ser unos planteamientos de largo recorrido y más integrales.

También critican los presupuestos municipales para 2021.

Si, también dijeron que eran para los más vulnerables, y no es así. Hay una reducción en inclusión social, en salud comunitaria, en inclusión de los barrios, en alojamiento de emergencia, en fomento de la convivencia... Junto a otras asociaciones hicimos hasta 35 alegaciones a estos presupuestos, pero no aceptaron ninguna.

¿Cuál es la relación de la federación con el Ayuntamiento?

Siempre decimos que Bilbo tiene la suerte de tener un movimiento social fuerte, como se ha visto con el feminismo, los y las pensionistas o las asociaciones vecinales. Hay mucha gente que quiere aportar, sin embargo, no son escuchados. Creemos que sería bueno para Bilbo que hubiese una relación estable entre el Ayuntamiento y las asociaciones vecinales.

Además de los plenos y las reuniones puntuales que realizamos, creemos que debería haber otras vías para que las instituciones escucharan a los movimientos sociales.

¿Qué modelo de ciudad reivindican?

Reivindicamos un cambio de modelo de ciudad en base a las prioridades que ha dejado patente la pandemia. Un modelo de ciudad más dirigido a la ciudadanía, pero también creado por la propia ciudadanía. Que se tenga en cuenta que tiene que haber una igualdad tanto entre barrios como entre ciudadanos. Esto se construye en base a la participación ciudadana, movilidad y accesibilidad buena, sostenibilidad, inclusión social...

¿Qué objetivos se marcan de cara al 2021?

Ahora mismo estamos trabajando mucho el tema de la sanidad, porque es lo que toca. Con el cierre nocturno del PAC del ambulatorio de Deustu nos hemos juntado con diferentes asociaciones y sindicatos. Vemos que va a haber nuevos recortes y vamos a tener que trabajar en ese área. Pero no olvidamos otros temas, como mejorar la participación ciudadana, la asignatura pendiente de Bilbo.

La situación que estamos viviendo por la pandemia debería haber servido para reflexionar sobre las verdaderas prioridades de los vecinos y las vecinas, y no se está haciendo. Lejos de ello, las instituciones están recortando en inclusión social, en sanidad comunitaria y en un montón de cosas.