Una veintena de departamentos, entre los que no figura el que incluye a Ipar Euskal Herria, pasaron ayer a situación de «vigilancia máxima» ante el deterioro de la situación sanitaria en el Estado francés por la rápida difusión de las variantes de la covid-19.

Así lo anunció, ayer tarde, el primer ministro galo, Jean Castex, en una comparecencia en la que, aunque constató el agravamiento de la pandemia, descartó un «confinamiento duro», al entender que tal medida, que solo se adoptaría en una situación extrema, «tiene implicaciones drásticas y no ofrece siempre garantías de llegar al nivel de covid 0». Por el contrario, defendió la estrategia quirúrgica seguida «en ciertos territorios, cuando la epidemia se ha desbordado».

Citó las actuaciones llevadas a cabo en Moselle (restricción de la movilidad y aceleración de la vacunación), Mayotte (ya bajo confinamiento, que se prolonga 15 días más), y en las ciudades de Niza y Dunkerke (con confinamientos de fin de semana).

Evocando los pasos dados en esas dos últimas localidades, Castex anunció reuniones con instituciones de la región Paca, el gran París o la zona del Gran Este para preparar restricciones que entrarían en vigor a partir del 6 de marzo.