Un trabajador de 39 años del centro especial de empleo Lantegi Batuak de Loiu sufrió un infarto en su puesto de trabajo y falleció en el acto el pasado miércoles, según informó ayer LAB. «La sangría de los accidentes no tiene fin», denunció, recordando que se trata de la tercera muerte de esta semana en el ámbito laboral. «Tenemos derecho a volver sanos y salvos del trabajo», subrayó.

El sindicato lanzó la alerta sobre el aumento de accidentes no traumáticos registrados en los últimos meses, y atribuyó su incremento al deterioro de las condiciones laborales. «Los accidentes no traumáticos se han convertido en la primera causa de los accidentes laborales mortales. En 2020, el 25% de los accidentes mortales fueron no traumáticos», precisó.

«Tenemos claro que los accidentes laborales, tanto traumáticos como no traumáticos, no son fruto del azar o de la casualidad, son el resultado de las relaciones laborales que se dan, de la precarización, la normativa laboral, la subcontratación y del actual mercado de trabajo».

Tras trasladar su apoyo y solidaridad a los familiares y compañeros del trabajador fallecido, LAB reivindicó el derecho a «vivir y trabajar dignamente». Reclamó, por ello, un cambio de «las reglas de juego».

«La única manera de acabar con esta lacra es la lucha y la organización. El cambio vendrá de un cambio de las relaciones laborales y de las reglas de juego, un nuevo modelo que priorice la vida y la salud de los trabajadores y trabajadoras por encima de todo lo demás», destacó.

En Durango, por otra parte, la plantilla de Bruss se concentró ante la empresa para denunciar el accidente laboral registrado. Una trabajadora sufrió un siniestro por atrapamiento de máquina.