Martxelo DÍAZ
IRUÑEA
Entrevue
JOSEBA ASIRON
EXALCALDE DE IRUñEA Y CONCEJAL DE EH BILDU

«Demostramos que hay una manera diferente de gobernar y volveremos»

Joseba Asiron es el portavoz del grupo municipal de EH Bildu en Iruñea tras haber sido alcalde. En el ecuador de la legislatura en la que ha regresado a la docencia, destaca que los mimbres para volver a tejer la experiencia del cambio existen y están preparados para ser utilizados para un modelo de gobernar basado en escuchar a la ciudadanía frente al autoritarismo de Navarra Suma.

Han pasado dos años desde que Joseba Asiron dejó de ser alcalde de Iruñea. Y quedan otros dos años para las próximas elecciones municipales, en las que tiene como objetivo volver a ser alcalde. En este periodo, ha vuelto a la docencia y sigue siendo concejal de EH Bildu.

Estamos en el ecuador de la legislatura. ¿Cómo ha visto estos dos años?

Podemos dividir en dos partes los primeros 24 meses de la legislatura en el Ayuntamiento de Iruñea. En la primera parte, los primeros 18 meses, tras superar el disgusto, conseguimos acordar un modo de trabajo entre las tres fuerzas progresistas del Ayuntamiento, con todas nuestras diferencias. Y en esos 18 meses conseguimos marcar la agenda a Enrique Maya. Funcionamos con la mayoría y en muchos ámbitos Maya tuvo que actuar en contra de sus deseos. Pero para nuestra sorpresa, de repente, es evidente que Maya y Maite Esporrín [portavoz del PSN] llegaron a un acuerdo y suscribieron un pacto de gobierno oculto. Está claro cuál es el precio que ha tenido que pagar Maya: ha tenido que tragar con algunos proyectos que hizo el Ayuntamiento del Cambio, como Pío XII, la amabilización o la apertura de la calle Padre Moret, entre otros. Y el PSN, o así piensan ellos al menos, ha querido lograr cierta centralidad. Esporrín tenía claro que haciendo oposición con nosotros el liderazgo lo conseguía EH Bildu. Ahora piensa que ha conseguido una cierta centralidad en el Ayuntamiento. Pero lo que ha logrado es marcar claramente dónde está el Régimen y dónde la verdadera oposición. Eso le está dando oxígeno a Maya y ha posibilitado que la derecha pueda volver a sus excesos, como se ha visto en el tema de la hípica y el trato preferente a algunas familias.

Mirando más atrás en el tiempo, hace seis años llegaron al Ayuntamiento, despertando una gran ilusión con el cambio entre la ciudadanía. Imagino que el objetivo es volver a repetir esa imagen dentro de dos años.

Sí, sí, sin duda. Hemos dicho más de una vez que no hemos venido para ser una anécdota o una curiosidad en la historia de esta ciudad. Si demostramos algo en la pasada legislatura, es que hay un modo diferente de hacer las cosas. Distinto. Un modo propio, honesto y democrático. Y ese debe ser el modo de funcionar de una institución. En las últimas décadas nos han vendido la imagen de que más allá de UPN y PSN no había nada, solo el caos. Y demostramos que eso no era cierto.

Las elecciones de hace dos años fueron agridulces. Por un lado, EH Bildu subió en votos, lo que se puede interpretar como un aval a la gestión. Pero sus socios no consiguieron un resultado suficiente y se perdió la Alcaldía. Parece que los grupos de la izquierda no abertzale están trabajando para unirse, lo que sería bueno para la Iruñea de izquierdas.

Nosotros ganamos diez mil votos y dos concejales más. Pero quienes fueron nuestros socios de gobierno perdieron. Se presentaron en cuatro listas diferentes y cada una de ellas logró aproximadamente un 2% de los votos. Separados no lograron ni un concejal y si hubieran ido unidos tendrían dos. Ahí ha estado la clave. Espero que ese sector aprenda de lo sucedido. Nosotros, evidentemente, intentamos recoger los proyectos e ideas de ese sector que ha quedado huérfano, pero el 8% de la ciudadanía y los votos se han quedado sin representación. Eso es lo más dramático. Tomando los votos de todas las fuerzas del cambio, ganamos en votos respecto a la anterior legislatura. Pero si la derecha se presenta unida –y hay que recordar que Nafarroa fue el único lugar de todo el Estado en el que lo hizo– y nosotros, en cambio, vamos cada vez más separados... Estratégicamente fue una metedura de pata.

Eso confirma que en Nafarroa, y en Iruñea, los acuerdos son imprescindibles para impulsar cambios.

La realidad de Nafarroa y la de Iruñea son muy plurales. Más que en ningún otro sitio. Cuando veo que en otros lugares dos partidos se reparten la Alcaldía, pienso que eso en Euskal Herria es imposible desde hace décadas. Pienso que es enriquecedor. Suelo decir que la izquierda tiene ideologías y que eso hace que tienda a la dispersión. La derecha, en cambio, no tiene ideología sino intereses. Y eso les lleva a unirse. Eso es lo que tenemos que superar. Si algo está claro.

Uno de los cambios que hicieron cuando fue alcalde fue la reconversión de la Policía Municipal con la participación de Geroa Bai. En la CAV ahora se cuestiona el modelo de la Ertzaintza. ¿Sería interesante que miraran hacia Iruñea?.

Pienso que sí. Teníamos una situación casi «prebélica» en la Policía Municipal, que estaba militarizada y asumiendo funciones que no le correspondían como el orden público. Conseguimos avanzar hacia otro modelo, hablando con todo el mundo, sin perder eficacia. Los municipales no son militares. Ahora Maya parece que quiere que vuelvan a ser militares y han vuelto las tensiones.

Una de las características de su mandato fueron los procesos participativos escuchando a los vecinos, que parecen haber pasado a la historia como muestra la extensión de la OTA a la Txantrea, Sanduzelai y norte de Arrotxapea.

En cuatro años hicimos diecisiete proceso participativos, siempre con el ruido que provocaba Enrique Maya. Pero esos procesos salieron adelante y pienso que todos funcionaron bien. El modo de actuar de Navarra Suma es bajar a los barrios a «informar» tras tomar su decisión. Es lo que han hecho con los aparcamientos en la Txantrea. No recogen ninguna aportación, no dan ninguna oportunidad para que el vecindario hable. Ahí tenemos dos modelos diferenciados. El primero es más complicado para los mandatarios, hay que preguntar, trabajar con el barrio, pero da mejor resultado para todos. El de Navarra Suma es imponer su idea e «informar» luego.