Mikel INSAUSTI
ENVIDIA SANA

De repente todo el mundo es artista

Otra comedia que llega precedida de un gran éxito en el mercado francófono y que también gustará fuera de sus fronteras porque sabe tocar con humor los aspectos más ridículos de nuestra sociedad actual. Daniel Cohen que, además de actor y cineasta, es escritor, había diseñado primero una pieza teatral, pero enseguida se dio cuenta de que tenía posibilidades cinematográficas. Reconoce haberse inspirado en la película de Alexandre de la Patelière y Matthieu Delaporte “El nombre” (2012), donde dos parejas discutían durante una velada a cuenta del nombre que el padre primerizo iba a poner a su futuro hijo. El homenaje se concreta en los minutos iniciales de “Envidia sana” (2020), cuando la protagonista durante una cena no se decide a elegir el postre, algo que acaba tensionando al resto.

Aquí las parejas están formadas por Léa (Bérénice Bejo) y Marc (Vincent Cassel), por un lado, y por el otro Karine (Florence Foresti) y Francis (François Damiens). Siempre han salido a cenar juntos, pero la armonía del grupo se rompe cuando Léa, una simple dependienta de una tienda de ropa en un centro comercial, decide escribir un libro sobre su entorno personal. A raíz de que la novela resulta un gran éxito de crítica y ventas, los celos, tanto de su marido como de sus amigos, se disparan.

De repente, los otros tres se sienten ansiosos por demostrar dotes creativas. Karine afirma que ella había intentado antes ser escritora y que le debía corresponder la fama por ello, mientras que Francis, harto de trabajar en una inmobiliaria, prueba primero con la escultura y luego con la cocina, en alusión a la anterior comedia de Cohen “El chef, la receta de la felicidad” (2012). Y, por último, Marc sufre complejo de inferioridad, pues se ha pasado la vida esperando un ascenso laboral que no llega. No creen en el talento de Léa.