La serie de Netflix “Spirit Riding Free” (2015) ha propiciado una tardía secuela cinematográfica, a pesar de que la película original, “Spirit” (2002), no tuvo el éxito esperado, ya que costó 80 millones de dólares e hizo en taquilla unos 120. Aquel argumento de John Fusco pertenecía de lleno al género western, con la historia de una caballo salvaje Mustang que era capturado por el Séptimo de Caballería, para luego ser liberado por el nativo Little Creek. Las riendas de la dirección las toma ahora Elaine Bogan, quien rinde tributo a la malograda Kelly Asbury, codirectora de la primera entrega. Del nuevo guion se encargan Kristin Hahn y Katherine Nolfi que, siguiendo la pauta televisiva marcada por Aury Wellington, dan el protagonismo humano a una niña, una amazona que monta y traba amistad con el caballo.

La pequeña heroína de esta aventura producida por el estudio DreamWorks Animation se llama Lucky Prescott. No conoció a su madre Milagro Navarro, una artista circense experta en las acrobacias a caballo, de la que ha heredado dicha destreza en la monta. Se ha criado en la costa con su tía Cora, pero es enviada junto a su padre al pueblo fronterizo de Miradero, donde se aburre hasta que conoce al Mustang y a las jinetes locales Abigail y Pru. Juntas evitarán que un vaquero capture a Spirit y lo subaste.