Cada cierto tiempo nuestras pantallas proyectan vídeos de agresiones a personas con alguna discapacidad. Imágenes que, para poder verlas, tenemos que hacerlo bajo la etiqueta de «contenido delicado». Sin embargo, se queda en eso: vídeos virales. Según datos del Gobierno, los delitos de odio contra personas con discapacidad aumentaron un 69,2% en 2020 y los delitos de odio contra el colectivo LGTBI han crecido en un 43% durante la primera mitad de este año. ¿Por qué unas agresiones adquieren más apoyo que otras? El factor común entre ambas es ser uno mismo, y por ahora creo que no es delito. Manifestaciones multitudinarias para unos y olvido para otros. Como familiar de una persona con discapacidad intelectual tengo miedo, miedo de recibir un futuro vídeo en el que sea el protagonista y que en dos días nadie se acuerde de ello.