Daniel GALVALIZI
MADRID
Entrevue
EDUARDO LÓPEZ-COLLAZO
CIENTÍFICO, DIRECTOR DEL IDIPAZ

«Con inmunidad celular no hace falta vacuna y el gran problema es el Tercer Mundo»

Dirige el Idipaz, después de haberse formado primero en física nuclear y, después, especializado en inmunología. Su última investigación cuestiona la estrategia vacunal, al evidenciar que la respuesta celular puede ser suficiente.

«Me gustaría que un día haya un Master Science y no sólo un Master Chef. Que se inculque a los chicos lo maravilloso que es ser científico y arrancarle secretos a la naturaleza», comenta este doctor en Farmacia nacido en Cuba y residente en Madrid hace tres décadas. Eduardo López-Collazo es director del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital La Paz, uno de los más grandes de todo el Estado.

Tras estudiar física nuclear en la Universidad de La Habana, López-Collazo se especializó en inmunología y trabajó en universidades de Estados Unidos, Inglaterra e Italia. En La Paz su equipo está dirigido a hacer estudios del covid-19 y ha presentado esta semana un informe sobre cómo la inmunidad celular responde ante el virus aunque los anticuerpos hayan caído por el paso del tiempo tras la vacuna. Es el primer estudio mundial en su tipo y fue publicado en ‘Cell Report’.

El nuevo estudio del proyecto que ha dirigido ha dado información trascendental justo para el debate de estos días. ¿Puede explicar qué nuevos datos aporta?

El estudio es muy largo y concienzudo. Empezó antes de la vacunación. Establecimos un grupo de voluntarios que seguimos antes que se vacunaran, después de la primera dosis y hasta mucho después de la segunda. Analizamos la sangre para ver el comportamiento de los anticuerpos. La primera conclusión interesante es que el impacto de la segunda dosis es muy importante en los que no han sido previamente infectados por el virus. La segunda conclusión más relevante es el mantenimiento de la inmunidad celular en el tiempo en ambos grupos, en los que habían sido infectados y en los que no. Es importante diferenciar los dos tipos de inmunidades.

¿Qué diferencias hay?

La inmunidad humoral es la que se obtiene por las vacunas y por haber estado infectado; no hay otra generación más, se va gastando y desapareciendo. Sin embargo, la celular es más importante porque es una especie de memoria que tienen nuestras defensas para enfrentarse en un segundo momento alejado de la vacuna; es una inmunidad latente. Son células que se quedan como una especie de vigilantes y, si reaparece el virus, empiezan a proliferar y crean una respuesta específica para eliminar el virus. Y con algo de retraso, anticuerpos nuevos. Es una artillería de memoria.

Resulta muy importante que hayamos visto que nueve meses después de la segunda dosis las personas mantengan la inmunidad celular, aunque no tengan anticuerpos disponibles. Además, es una buena explicación para lo que ocurre con la variante ómicron. Vemos que la mayoría de las personas infectadas incluso con síntomas nunca son graves. Quiere decir que está actuando la inmunidad celular, que no se activa tan rápidamente como los anticuerpos, tarda un poco más.

¿Es hora de hablar de inmunidad celular y no sólo de anticuerpos? ¿Está comprobado que evita síntomas graves?

Sí, los evita, o incluso que no pases enfermedad o que sea asintomáticos. Uno de los hitos del trabajo es que la inmunidad celular la hemos visto en vacunados no infectados y en exinfectados vacunados. Obviamente, en no infectados y no vacunados no existe esa inmunidad celular, en tanto la inmunidad celular en vacunados nunca infectados y sí infectados es similar a lo largo del tiempo. Y sí, creo que es importantísimo, llegada esta fase de la pandemia, incorporar el concepto de inmunidad celular y tenerlo como premisa para próximas dosis.

¿La tercera dosis debería entonces limitarse solo a las personas que no conserven este tipo de inmunidad? ¿Cómo se puede medir?

Sí, es deseable que sea así. La tercera, y la cuarta dosis que algunos países como Israel y Chile están planteando, sería ideal que esté personalizada con arreglo a la inmunidad celular. Hay un problema logístico en medirla porque es multifactorial y necesita medirse muchas veces para ser precisa, es algo latente, no evidente como la de anticuerpos. Hay que enfrentar las células inmunológicas al virus para ver si reacciona, y por tanto es más difícil medirla. El proceso es laborioso, requiere equipo y tiempo. Nosotros extraemos la sangre de las personas, las cultivamos y a los cinco días medimos varios factores y con eso concluimos si tiene poca o mucha inmunidad celular. Pero lo difícil no es imposible, creo que estamos gastando mucho mas dinero y tiempo en vacunar con tercera dosis. Podríamos hacer un sistema más rápido e indirecto para medir la inmunidad celular, que es más prolongada, no sabemos si de por vida.

¿Su estudio seguirá para saber cuánto dura?

Sí, cuando pasen los meses diremos cuánto dura. Ahora sabemos que dura como mínimo nueve meses pero probablemente sea mucho más. Y una cosa cierta es que darle tercera dosis a gente que ya está protegida supone derrochar recursos cuando se pueden destinar a otras facetas o, directamente, donar las dosis. El 80% de África no tiene ni una primera dosis. Y otra cosa, aunque es especulación porque no está corroborado: resulta posible que sea contraproducente dar otra dosis a gente que ya tenga inmunidad celular. El exceso es malo y con tanta repetición de la misma vacuna en tan poco tiempo puede haber una autoinmunidad, que es cuando tu sistema inmunológico reacciona tanto que hasta ataca cosas tuyas. Yo insisto que a aquellas personas que tengan inmunidad celular no es necesario vacunarlas. El gran problema ahora mismo está ahora en el tercer mundo.

¿Estamos gastando vacunas innecesarias y que podrían ser donadas?

Exactamente.

Incluso desde un punto de vista calculador desprovisto de moral, ¿nos conviene ahora poner vacunas de refuerzo en Europa o primeras vacunas en África?

Si yo tuviera el poder de decidir, pondría primeras vacunas en Africa, no solamente por ser alguien de cierta sensibilidad, sino siendo estrictamente egoísta: estamos gastando muchos recursos en excesiva vacunación y, de la otra manera, evitaríamos que existan otras variantes y cepas que van a afectar a Europa. Cruzarán muy fácil nuestras fronteras, el virus no necesita pasaportes. En cada nueva infección hay una potencial variante nueva. Y la aparición de una nueva cepa sería terrible.

¿Por qué entonces el Gobierno de Israel, por ejemplo, ya va por la cuarta dosis?

Porque la urgencia siempre quita tiempo a lo que de verdad es importante. Esto es un problema de calado científico muy hondo y hay que tener conocimiento. No te haces inmunólogo en dos años. Quienes no tienen conocimiento no tienen por qué tenerlo y escogemos para dirigir un país a gente de Economía o Derecho… pero habría que contar más con científicos. Además hay muchos intereses detrás, electorales, económicos... y en ese balance sigue perdiendo la visión científica, que suele ser mas fría.

Pero es un complejo escenario el que plantea. Habría que hacer análisis de sangre a más de 30 millones de adultos en el Estado español…

Sí, es cierto, es una tarea compleja pero también lo era tener que vacunar a toda la población y, pese a ello, se hizo. Lo complejo se hace simple cuando se pone empeño. Hay que invertir en ciencia y en crear algo, una especie de kit, una prueba rápida para obtener de manera indirecta al menos la inmunidad celular. Un kit es factible y perfectamente fabricable. Requiere inversión con un precio estimado similar al de la vacuna. Será imposible medir como medimos nosotros a todos, pero sí se puede hacer para medirlo de alguna forma. Para eso hemos elegidos a los gestores, tienen que idear la forma. Nos ponen a los científicos una responsabilidad excesiva, tenemos que investigar, decir qué hacer, gestionarlo…

Cambiando de tema, ahora asociaciones de médicos y el propio Gobierno analizan pasar a tomar el covid como una gripe más y vigilarla en un sistema centinela como ya se hace con la influenza, gripalizar para no saturar y atender solo casos graves. ¿Está de acuerdo?

Estoy parcialmente de acuerdo. Primero, resulta un poco irresponsable decir que esto es una gripe porque no lo es. Hay una cosa que se llama covid persistente, que es la persistencia en el tiempo de los síntomas y su agravación a veces, en un porcentaje de hasta el 15% de aquellos hospitalizados. Ahora mismo, no sabemos cómo afectará a estas personas que tienen el llamado long-covid. Hecha esta apreciación, es cierto que al tener población altamente vacunada y con una enorme cantidad de gente infectada por ómicron que no presenta síntomas graves, es bueno que seamos conscientes que el sistema sanitario no es infinito y no se puede saturar por banalidades. Si hay solo algo de fiebre y no mas síntomas molestos, sería importante no acudir a que nos digan si tengo o no covid. Me parece bien que haya un llamado de las autoridades para que esto sea así. Pero no hay que dejar que haya infección masiva porque nada nos asegura que ello no sea generador de una nueva variante o incluso cepa. Y los casos persistentes serán una afectación importante en el futuro. Dos conceptos a aprender en esta nueva fase: inmunidad celular y covid persistente.

En su trabajo en Hospital La Paz, ¿qué está viendo en esta sexta ola?

Trabajo en laboratorio, pero ligado a Urgencias, tengo una conexión muy importante con Urgencias. Al mantener esta relación fluida nos vamos enterando y estamos viendo que están saturados en cuanto a volumen de casos, covid y también gripe o las dos juntas. Pero es cierto que no es nada comparable a lo que fue al principio, por cantidad de muertos diarios y hospitalizados graves. Los que ingresan con neumonías dobles son personas no vacunadas o con muchas comorbilidades.

¿Qué diría a quienes no quieren vacunarse?

No creer en esta vacuna es igual que no creer que la Tierra es redonda. No es especulación. Tienen miedo por la rapidez en que se logró, pero esto se consiguió en base a un conocimiento logrado a lo largo de mucho tiempo y que solo con mucha inversión de dinero se consiguió una vacuna en poco tiempo. Yo recuerdo haber asistido en 1997 a una conferencia de uno de los creadores de la de Pfizer y ahí hablaba de la base de lo que acabó siendo esto. Les diría que lean un poco la historia de la Humanidad y que recuerden que hemos subsistido, entre otras cosas, por lavarnos las manos y vacunarnos.