Josep SOLANO

Amargo 25 aniversario para los pro-occidentales de Hong Kong

Pekín celebra el viernes el cuarto de siglo de la devolución de soberanía de la antigua colonia británica de Hong Kong después de imponer la polémica Ley de Seguridad Nacional, que traiciona la letra y el espíritu de los acuerdos con la metrópolis y elimina, en la práctica, cualquier rastro de autonomía y libertades políticas.

Banderas chinas por doquier en Hong Kong.
Banderas chinas por doquier en Hong Kong. (Peter PARKS | AFP)

Las autoridades chinas y locales de Hong Kong celebran este viernes de manera oficial el 25 aniversario de la transferencia de soberanía a China, culminando un bienio de reformas estructurales que, en la práctica, han dejado sin rastro de libertad de expresión, política y autonomía la que era conocida como la perla de los mares del Sur.

Muy poca gente podía imaginar en 1984, cuando se acordó el traspaso entre los entonces primera ministra birtánica, Margaret Tatcher, y líder chino, Deng Xiaoping, que poco más de dos décadas después la antigua colonia británica estuviera plenamente sometida al dictado chino, especialmente después de la creación del principio «Un país, dos sistemas» por el propio Deng y las solemnes promesas de respetar la economía capitalista, las libertades políticas y la autonomía de la ciudad al menos durante cincuenta años.

Pese a que Deng impusiera su modelo y posteriormente Hong Kong se convirtiera formalmente en una región administrativa especial, tuviera su propia constitución -la Ley Básica-, un sistema judicial autónomo y algunos derechos no reconocidos en China, como la libertad de expresión y asociación, Pekín ha urdido desde el primer día sus planes para controlar al jefe del Ejecutivo, que reemplazaba al gobernador en tiempos coloniales, y limitar la soberanía y los derechos democráticos del pueblo hongkonés.

LENGUA Y RECOLONIZACIÓN

Las señales de la influencia invasora de Pekín son más que obvias: aunque el cantonés sigue siendo el dialecto chino más frecuente, el mandarín se habla cada día más, ya desde 1997, y ahora representan más del 20% de la población. Hong Kong se está convirtiendo en una ciudad china más.

En los años previos a la transferencia de soberanía y en los inmediatamente posteriores, Hong Kong era vista como una de las ciudades más desarrolladas del continente asiático, pero la rápida modernización china ha llevado a la competencia de las ciudades cercanas. La economía de la vecina Shenzhen, sede del gigante tecnológico chino Tencent y del fabricante de drones de consumo DJI, se ha disparado en los últimos años, superando a Hong Kong tanto en población como en crecimiento económico.

La Revolución de los Paraguas de 2014 se originó precisamente contra la reforma de Pekín para limitar las candidaturas electorales y reivindicaba el derecho al sufragio universal y democracia plena.

En 2019 las protestas volvieron a surgir para exigir la retirada del proyecto de ley de extradición a China presentado por el Gobierno de Carrie Lam, que abría la puerta de Hong Kong a la legislación china. Después de que los manifestantes consiguieran la retirada del proyecto de ley, empezaron a exigir reformas democráticas y fue en ese momento cuando Pekín se cansó de las exigencias de esta región rebelde y empezó a idear en paralelo lo que, en la práctica, sería el fin de la autonomía hongkonesa y la traición a los compromisos adquiridos con los británicos: la ley de seguridad y la reforma del sistema de elección del Parlamento local -solo se permite la elección de «patriotas» fieles a Pekín y después de un solemne juramento de fidelidad-.

La entrada en vigor de la imprecisa y calculadamente ambigua Ley de Seguridad Nacional, que posteriormente fuincluidaen la Ley Básica, permite en la práctica una interpretación extensiva de la amenaza a la «seguridad nacional» y aplicarla a cualquier persona en cualquier parte del mundo. Las autoridades empezaron a utilizarla para criminalizar a la disidencia y reprimir la expresión legítima y pacífica de los ciudadanos de la excolonia británica.

SOCIEDAD CIVIL DEVASTADA

Durante estos dos últimos años, la Ley de Seguridad Nacional ha devastado a la sociedad civil de Hong Kong: personas y grupos se han visto obligados a disolverse o autocensurarse por temor a ser arrestados y encarcelados y delitos obsoletos, como la sedición, se han actualizado para reprimir las voces disidentes. Los sindicatos, los grupos de estudiantes y las ONG se han visto afectados e incluso han cerrado, como la Alianza de Hong Kong, la organización responsable de la conmemoración anual de la masacre de la Plaza de Tiananmen.

Estos intentos de silenciar voces tomaron su eje principal en los medios de comunicación. En el para muchos uno de los puntos de referencia asiáticos de libertad de expresión de Asia, las autoridades pro-chinas de Hong Kong tomaron medidas directas e injustificadas contra medios de comunicación partidarios de un sistema democrático.

Casi todos los medios de comunicación independientes, como ‘‘Apple Daily’’ o ‘‘Stand News’’, se vieron forzados a cerrar por la persecución judicial y legal de las autoridades pro-chinas y muchos periodistas y empresarios, como el magnate de medios de comunicación, Jimmy Lai, han sido encarcelados acusados de delitos relacionados con esta ley.

El único medio que está logrando sobrevivir a esta caza de brujas es el digital “Hong Kong Free Press”, dirigido por el británico Tom Grundy. Está sorteando, por el momento, todo intento de cierre.

El hecho de que la Ley de Seguridad Nacional otorgue al poder central y al poder local amplios poderes para supervisar y gestionar centros educativos, organizaciones civiles, medios de comunicación y la gestión de Internet ha provocado que muchas empresas y algunos medios de comunicación hayan trasladado a parte de las plantillas fuera de Hong Kong.

Muchos ciudadanos que compartían noticias en Internet cerraron sus cuentas en las redes sociales por miedo y las bibliotecas empezaron a deshacerse de libros que tratan sobre temáticas que pudieran estar bajo sospecha o de autores pro-occidentales.

En las escuelas y las universidades los maestros han sido aleccionados y el Gobierno ha impuesto la enseñanza de la Ley de Seguridad Nacional a los niños a partir de los siete años, así como ha impuesto la ley del himno, por la que todas las escuelas de Hong Kong tendrán que celebrar diariamente una ceremonia de izada de bandera -la china de manera preeminente, por supuesto- y también tendrán que cantar el himno nacional al menos una vez por semana.

China asegura que estas medidas han fortalecido la democracia y la seguridad de Hong Kong, pero los actos cuentan otra historia: casi todos los opositores están detenidos, arrestados o han optado por abandonar la antigua colonia británica y toda oposición política fue erradicada del Consejo Legislativo de Hong Kong después de las elecciones celebradas en diciembre de 2021, eliminado cualquier debate político y social.