EDITORIALA
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La búsqueda de la verdad es inexcusable

Naciones Unidas ha emitido un duro informe respecto al Estado español en el que critica el desamparo que sufren las víctimas del franquismo e insta a los poderes Ejecutivo y Judicial a investigar las desapariciones ocurridas durante el alzamiento militar y la dictadura. Asimismo, carga contra la interpretación que se ha dado a la ley de amnistía y la prescripción de unos delitos sobre cuyos responsables pide que sean castigados y las víctimas reparadas.

Este documento constituye una moción de censura en toda regla, quizá la puntilla a ojos de la comunidad internacional, al modelo de transición que la clase política española ha lucido orgullosa durante años y que incluso ha querido exportar. En este sentido, el llamamiento de la ONU a que Madrid colabore en todo lo necesario con las autoridades de otros países que están investigando los crímenes franquistas es un pescozón a quien llegó a considerarse un ejemplo a seguir.

En el informe cobra además un especial protagonismo el apartado dedicado a la memoria y la verdad, subrayando la responsabilidad del Estado en la tarea de esclarecer lo sucedido a las personas desaparecidas y de encontrarlas y señalando la idoneidad de constituir una comisión de la verdad que arroje luz sobre lo ocurrido. Se trata de una medida acertada que pretende evitar, por ejemplo, que haya políticos que aun hoy puedan seguir sosteniendo barbaridades como las que dijo ayer Alfonso Alonso. El portavoz del PP reprochó al Parlamento navarro haber aprobado una iniciativa que diferencia entre «buenos y malos», dando a entender que para él y para a su partido merecen el mismo juicio los desaparecidos y sus ejecutores. Naciones Unidas considera que más allá de leyes y componendas, la búsqueda de la verdad es una tarea inexcusable, una lección a tener en cuenta también respecto al pasado reciente de nuestro país, pues solo desde la verdad puede garantizarse luego la reparación y la no repetición.