EDITORIALA
EDITORIALA

Están dando pábulo a ataques muy graves

Etxerat ha denunciado la agresión sufrida el sábado en Murcia por familiares y amigos de presos vascos, que fueron objeto de un ataque por parte de un grupo de ultras que aguardaba emboscado en el exterior de una de las dos prisiones existentes en esa comunidad. No hubo que lamentar daños personales, circunstancia que solo cabe atribuir a la buena fortuna, pues la intención de quien arroja piedras contra un vehículo en marcha es evidente. En este sentido, es lamentable el silencio absoluto que mantuvieron ayer la mayoría de las formaciones políticas vascas sobre un hecho muy grave que podría haber tenido consecuencias irreparables.

Desde la arena política solo la diputada de Amaiur Onintza Enbeita denunció públicamente la enésima agresión cometida contra los allegados de los represaliados vascos, que se produjo apenas dos días después de que una turba compuesta por decenas de personas intentara linchar al expreso Antxon López Ruiz en Puerto de Santa María con la cómplice inacción de los policías que custodiaban la cárcel gaditana, y en un contexto en que el determinadas organizaciones e incluso miembros del partido que gobierna en Madrid lanzan mensajes apologéticos de la violencia o les dan cobertura. Algunas de las cosas que se han dicho desde que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos derogara la doctrina 197/2006 y, sobre todo, desde que los presos y presas afectadas por ella empezaran a salir, sobrepasan por mucho los límites de lo admisible, pues constituyen amenazas directas y explícitas, y a la vista está que hay quien está dispuesto a cumplirlas.

Enbeita instó ayer al Gobierno español a que abandone su política «basada en la venganza», que tiene en las cárceles su principal campo de actuación y que mientras no cese le hace responsable de cualquier cosa que les pueda ocurrir a presos y familiares. Tampoco pueden eludir sus responsabilidades aquellos que hablan de «suelo ético» y se ponen de perfil ante determinadas violaciones de derechos humanos. De forma directa o indirecta, están dando pábulo a hechos muy graves a los que hay que poner freno de forma inmediata.