Argitxu DUFAU UZTARITZE

El osteópata Max Montagne practica el trueque como alternativa al sistema actual

El terapeuta cree que la «medicina no tiene precio y que debe ser accesible para todos». Practica el trueque en su consulta de Uztaritze los martes por la tarde, un medio «válido para salirse del sistema en vigor».

Se llama Max Montagne. Tiene 30 años y es osteópata profesional. También practica la medicina manual india y asiática a la que fue iniciado por su madre cuando contaba nueve años. Desde hace tres años tiene su consulta en Uztaritze y los martes por la tarde los dedica a la práctica del trueque.

A cambio de una sesión de 20 minutos a la que se puede acudir sin cita previa, los pacientes le ofrecen toda suerte de presentes: verduras, tartas, mermeladas elaboradas en casa, queso, vino... «La gente me pregunta a menudo cómo cuantificar mi trabajo. Yo les suelo responder que son ellos quienes tienen que valorar lo que les parece correcto pero, sobre todo, lo que pueden dar», manifiesta Montagne.

Este sistema de pago alternativo le permite ofrecer sus servicios a un público más amplio, en particular a las familias numerosas.

Energía no contaminada

En su puerta se puede ver esta inscripción: «la salud no tiene precio». El precio de una sesión habitual ronda los 50 euros y la seguridad social no lo cubre. Para Max Montagne, el verdadero salario es lo que suele denominarse el «godspeed». Según el osteópata, en dichas sesiones suele darse «un verdadero intercambio» ya que recibe energía positiva «no contaminada» por el dinero.

El objetivo es, precisamente, desligarse lo máximo posible del dinero. «Intento desvincularme del papel moneda y de cualquier carga» confía. Como terapeuta constata que el dinero genera una «energía negativa». En consecuencia, los días en los que no manipula el dinero se desarrollan mejor tanto para él como para el paciente: «Hay un ambiente totalmente diferente, me siento mejor y ofrezco mi mejor energía puesto que no está contaminada. Para mí es la mejor tarde de la semana», subraya.

En esa línea, Montagne está pensando en dedicar la jornada entera de los martes a esta práctica y, poco a poco, ir ampliando estas para invertir la tendencia. Para ello «todo el mundo debe implicarse; es un intercambio coherente e íntegro», asegura.

Dar un vuelco al sistema

Su proceder está dirigido hacia el bienestar pero queda claro que también comporta un compromiso más global. Y es que está convencido de que «es el fin del sistema financiero». «Se está derrumbando», dice antes de añadir que «es incluso el momento de salir de este sistema» porque actúa negativamente sobre el ser humano.

Montagne desea un retorno a los orígenes. En un sistema que, de todos modos, es «cíclico», considera que habría que «volver a la base de lo humano».

Ese cambio que tanto ansía podría convertirse en necesario. «Lo mío es una decisión individual y voluntaria pero, a la vista de los parámetros financieros actuales, quizás nos veamos obligados a utilizar estos medios» constata este antisistema que realizó estudios de medicina y obtuvo el diploma de osteópata, disciplina terapéutica que ha ejercido en hospitales, clínicas y consultas de osteopatía en París antes de instalarse en Ipar Euskal Herria.