Antxon Lafont Mendizabal
Peatón
KOLABORAZIOAK

Euskera, sello específico

Las denominaciones Culinary Center, I am Basque, Basque Country, Agirre Lehendakari Center ¿no corresponden a boronadas tipo Botella? ¿Llegaremos a pedir en la Parte Vieja un «relaxing txakoli»?

En mi artículo sobre inmigración escribía que el euskera era el sello cultural de Euskal Herria. Observaciones de un escritor brillante, Álvaro Bermejo, con quien coincido intelectualmente a veces pero con el que discrepo también sin que esas divergencias me impidan la recomendación de leer su obra, me conducen a precisar conceptos.

Como expresado en una invocación inglesa, desearía «ser guiado en la búsqueda de la verdad y estar protegido de quienes creen haberla encontrado». Intentaré progresar navegando en un mar agitado y, como Ulises, atado al mástil de mi velero y tapándome los oídos para desoír «el canto de las sirenas y el lirismo de sus sortilegios» o, en mi caso, huyendo de las tentaciones de vehemencia.

Cometí el error conceptual de no añadir al término «sello» el calificativo «específico». La lectura «generosa» del texto completo aportaba la precisión solicitada tratando del desarrollo de nuestro sello específico. Nos enriquecen aportaciones tales como la lengua castellana con sus raíces latinas, judías y árabes y la lengua francesa gestada por las lenguas de Oc, de Oil, y de otras lenguas latinas y anglosajonas. «Abre la muralla» a las contribuciones culturales solidarias y «cierra la muralla» a las imposiciones «de imperio».

Algo hay en el euskera que ha conseguido perdurar desde milenios a pesar de tener que abrirse camino entre dos Estados colonizadores con reflejos imperialistas.

Conviene recordar los intentos más cercanos de acoso del euskera, sobre el que Unamuno, el bilbaíno, propuso «enterrémoslo santamente con dignos funerales». Se multaba y detenía a las personas que hablaban en euskera o que ponían nombres vascos a sus hijos. En la universidad del País Vasco, de Bilbao, solo se podía enseñar en castellano. Eta abar.

Curiosa la utilización reciente de la lengua inglesa para denominar instituciones y eventos culturales vascos, cuando a la vez se excluye la lengua francesa que hablan nuestros hermanos de Iparralde. Las denominaciones como Culinary Center, I am Basque, Basque Country, Agirre Lehendakari Center ¿no corresponden a boronadas tipo Botella? ¿Llegaremos a pedir en la Parte Vieja donostiarra un «relaxing txakoli»? ¿Cantaremos «My darling where are you» o «Good bye Zuberoa»? ¿En las ikastolas se enseñará el euskera en inglés? Que se practique esa lengua pero evitando dar la imagen de pueblerinos que quieren hacer creer que están viajados.

Debemos evocar el grave problema de los verdaderamente excluidos de nuestro Territorio. Los auto exilios a lo Víctor Hugo en Pasaia Donibane se conocen. Pero, ¿dónde estaban los actuales defensores de la diversidad cultural de la CAV cuando asisten a los intentos de acoso del sello específico de Euskal Herria, el euskera, y nos acusan de victimismo?

Ya está bien de tener que justificar continuamente la defensa del euskera ante pretendidos paladines de la cultura dicha española que interpretan el papel de plañideras alertando del peligro de desaparición del castellano. La manera de actuar es la misma en Catalunya respecto a su sello cultural, la lengua catalana.

He intentado evitar la utilización del concepto «cultura vasca». ¿Qué es la cultura vasca, la que se desarrolla por individuos vascos, por individuos que viven o han vivido en Euskal Herria? ¿La expresada en euskera? No puede haber respuesta a la pregunta formulada sin riesgo de mutilar la esencia que hace de ella una cultura universal como es el caso de toda cultura abierta que ofrece su riqueza a quien la respete. Suscribo en cambio al término de cultura humana que utilizaba Renan.

El tema merece mayor debate ya que la soberanía de Euskal Herria se edificará sobre consideraciones inmateriales. Nuestro patrimonio genuino será el euskera; las aportaciones de otras lenguas habladas no específicas serán enriquecedoras de nuestro sello. El castellano que no solo se habla en España, el inglés que no solo se habla en Inglaterra, son sellos culturales pero no específicos. El euskera solo se habla en Euskal Herria donde es sello cultural específico.

Una lengua no caracteriza una raza pero sí un pueblo. El lenguaje en su origen fue probablemente común y la lengua fue su herramienta resultante, en cada pueblo, de su evolución histórica. «La lengua es una forma, no una sustancia». La lingüística estructural de Saussure, con sus contradicciones, solo interesada por el estado presente de una lengua, sin observar las etapas de estructuración, me parece reductora. La posición contraria me parece más razonable. Entre sincronía y diacronía está este juego. La lengua es evolutiva o muere. Quizás Chomsky acierte con su hipótesis de considerar el lenguaje como un mosaico de pocos elementos variables. Una lengua, como sello cultural, está sometida a avatares múltiples y si perdura será porque un pueblo la ha protegido.