Además de no dar ninguna ayuda pública al aprendizaje y la alfabetización de adultos en euskara, lo que está ocurriendo en Nafarroa con la educación en esa lengua es grave, muy grave. Empezaron filtrando un informe de la Guardia Civil que investigó a profesores del modelo D y que recordaba tristemente a las listas negras del franquismo que llevaron a un final trágico a muchos docentes. Un franquismo que vuelve renovado con la Lomce en su intento de proporcionar conocimientos uniformes, aquella unidad de territorio, lengua y religión, de destino en lo universal, que impulsaba la Formación del Espíritu Nacional. Y no contentos con la Lomce, ahora pisan el acelerador y anuncian «cambios legislativos» en el Código Penal para tener una educación libre de «contaminación terrorista». Una ofensiva de UPN y PP que tiene mucho de cortina de humo para tapar las miserias y el saqueo que han perpetrado, pero que va más allá y llega hasta la obsesión enfermiza contra la educación en euskara.

Del enemigo, el consejo. Buscan tumbar la educación en euskara. Saben que la sociedad navarra apuesta fuerte por su recuperación. Y eso, con todo lo que significa, es lo que les duele.