El Gobierno sirio denunció ayer la muerte hace seis días de más de 100 civiles a manos de la insurgencia en la localidad de Adra, al norte de Damasco. En dos cartas dirigidas a la ONU, el Ministerio sirio de Exteriores acusó de la matanza al Frente al Nosra, vinculado a Al Qaeda, la Brigada del Islam y el Frente Islámico.

El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó de la ejecución el pasado día 11 de 32 ciudadanos drusos y alauíes, en Adra por parte de combatientes islamistas suníes. El Gobierno de Damasco había dado cuenta de una masacre en Adra, pero hasta ahora no había ofrecido cifra de víctimas.

En las misivas, el Ministerio afirmó que «terroristas» dispararon a algunos funcionarios que vivían en esa población, los mutilaron y quemaron sus viviendas. A otras víctimas las encerraron en la panadería de la localidad, que hicieron estallar con explosivos. El Ministerio agregó que los atacantes secuestraron a un número indeterminado de civiles.

El Ejecutivo sirio se quejó, además, de las campañas de incitación contra Siria en medios de comunicación financiados por Arabia Saudí y Qatar, desde donde, aseguró, se difunden fatuas takfiri (edictos islámicos de tendencia yihadista) «que promueven la discordia y el asesinato».

Por estos motivos, el Ministerio exigió al Consejo de Seguridad de la ONU que asuma sus responsabilidades a la hora de aplicar «las resoluciones que prohíben el terrorismo y su apoyo».

Adra acoge uno de los polígonos industriales más grandes de Siria y está próxima a la región de Qalamun, fronteriza con el Líbano, donde el Ejército inició una ofensiva a mediados de noviembre para expulsar a los insurgentes.

Bombardeos sobre Alepo

Por otro lado, al menos 23 personas, entre ellas dos niños, murieron ayer en nuevos ataques aéreos sobre Alepo, sobre la que la aviación del Ejército lleva lanzando operaciones en los dos últimos días, según la oposición.

El pasado lunes, ataques similares sobre los barrios que controla la insurgencia dejaron al menos 76 muertos, entre ellas 28 menores, y el domingo fueron 20 muertos más.

El OSDH denunció que el Ejército lanza desde aviones y helicópteros «barriles explosivos» con TNT «para causar el máximo de destrucción y muertos», lo que el Gobierno niega.