EDITORIALA
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Ser responsable es responder como pueblo

Un juez de la Audiencia Nacional, que para más señas ejerció durante años un alto cargo en una institución gobernada por el PP, decidió ayer que la movilización más importante en la historia reciente de Euskal Herria no podía llevarse a cabo, y lo hizo además minutos después de que un colega suyo no viera motivos para prohibirla. Ese es el retrato de la situación; ese es el estado de derecho del que goza la sociedad vasca al sur del Bidasoa, donde en materia de libertades ciudadanas el órgano sucesor del Tribunal de Orden Público franquista tiene la máxima autoridad, y donde militares armados arramblan con informes confidenciales de abogados y registran despachos de senadores.

Aquellos que llevan décadas denunciando que la transición española no dio como fruto un régimen democrático, sino que solo fue un lavado de cara de la dictadura, están haciendo un enorme acopio de razones que solo la torpeza de quienes gobiernan en Madrid es capaz de proporcionar. ¿Quién puede sostener todavía que vivimos en democracia? Habrá quien lo siga intentado, con poca convicción, pero con cada zarpazo del Estado en contra de la paz sus argumentos tendrán menos eco en una sociedad que está harta. Está harta de zancadillas, de sabotajes y de sufrimiento.

Ya no es posible sostener el relato de la transición democrática, y eso es una victoria para quienes anhelan otro marco, este sí, democrático. Pero ayer no era un día para celebrar victorias argumentales sino para dar respuesta a un atropello a la libertad de expresión y a la defensa de los derechos humanos. Un día para actuar con responsabilidad, de responder como pueblo. En ese sentido, el llamamiento realizado por la mayoría política y social es una magnífica noticia, y sería magnífico que fuera la primera de otras en la misma dirección. La foto del Carlton debería marcar un antes y un después. No hay mar que pueda ser domesticado, y menos el que mece las esperanzas del pueblo vasco.