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PROYECTO CONSTITUCIONAL EN EGIPTO

Los militares intentan limpiar su imagen golpista con el referéndum

El referéndum sobre la nueva Constitución egipcia comenzó ayer transformado en un plebiscito con el que el Ejército que dio el golpe de Estado -y sobre todo el hombre que dirige a los militares y el país, el general Abdel Fatah al Sissi- quiere borrar su imagen golpista y presentarse respaldado por los votos con la vista puesta en las presidenciales. Los Hermanos Musulmanes tratan de boicotear el referéndum y en sus protestas murieron ayer al menos nueve personas.

Los electores egipcios comenzaron ayer a votar en el referéndum constitucional, más bien un plebiscito para el líder golpista del Ejército, el general Abdel Fattah al Sissi, frente al boicot de los perseguidos Hermanos Musulmanes.

Sissi, que derrocó al presidente electo, Mohamed Morsi, es además ministro de Defensa, vice primer ministro y verdadero detentador del poder en Egipto, y el pasado sábado pidió a los 53 millones de electores que acudieran en masa a las urnas para votar «sí» en el referéndum sobre el proyecto constitucional que se celebra entre ayer y hoy.

Además, ya ha anunciado su intención de seguir controlando el poder en el país árabe más poblado cuando subrayó que se presentaría a las elecciones presidenciales previstas para 2014 «si el pueblo lo reclama» y si el Ejército apoya su candidatura.

Sissi y su gobierno buscan en esta consulta limpiar su imagen haciendo ver que responden a la voluntad popular y borrar la que les presenta ante el mundo como autores del golpe de Estado del 3 de julio de 2013 que destituyó al primer presidente elegido democráticamente en el país. Para ello, la tasa de participación será clave, ya que apenas hay llamamientos al «no» y la victoria aplastante del «sí» se da por supuesta. Asimismo, supone un test para permitir medir «la popularidad de Sissi», según Issandr El Amrani, del International Crisis Group, que subraya que el poder lo ha presentado así de forma explícita.

«¡Gritad `viva al Sissi'!»

De hecho la mayoría de las personas que ayer se presentaban en los colegios electorales hacían ostentación de su apoyo a Sissi, animados por los propios militares. «Gritad `viva al Sissi', que el mundo vea que los egipcios sois libres», arengaba uno de los soldados que custodiaban un centro de votación en el barrio de Imbaba, de El Cairo. Una mujer analfabeta pedía a una joven consejo para votar en el mismo colegio. «Tiene que marcar donde usted considere, a favor o en contra», explicaba la chica, pero segundos después zanja toda duda: «mire, haga una marca aquí, en el azul», dice señalando la casilla del «sí».

En el barrio de Sayia Zeinab, entre consignas y canciones de alabanzas a los militares, la gente que esperaba a votar mostraba fotografías del ministro de Defensa.

Muchos, al ser preguntados, reconocían que no han leído el proyecto de Constitución «pero he visto lo que decía la televisión», explicaba Ali Ahmed, de 35 años. Los medios apelan también con unanimidad a votar a favor del texto, mientras todos los carteles de campaña en las calles reclaman el «sí» con fotos de Sissi.

En Manial, una isla en el Nilo, al sur de El Cairo, Omar, de 24 años, afirmaba que «voto porque es mi deber de ciudadano, pero también para probar que lo que pasó no era un golpe de Estado». «El referéndum será el fin de los Hermanos Musulmanes», afirmaba Galal Zaky, un panadero de 45 años. «En tiempos de Nasser todo iba bien. Con Sissi será igual», asegura Salwa Abdelfattah, de 50 años.

«Yo digo que sí a Al Sissi, digo que sí a la Constitución y quiero que Egipto cambie. Basta de inestabilidad», grita Abla Moharram mientras observa los restos de una explosión junto a un tribunal.

«Los Hermanos Musulmanes son el diablo, son asesinos, quieren matar a nuestros hijos, destrozar el país. Mirad lo que han hecho contra nuestros trabajadores, que Dios se los lleve pronto», grita Nayla Ahmed.

Represión y atentados

La nueva Constitución ha sido redactada por una comisión nombrada por el Gobierno provisional que el propio Ejército había elegido para sustituir al que dirigía Morsi, el único elegido democráticamente en Egipto.

El proyecto concede todavía mayores poderes al Ejército.

Mientras se redactaba, el gobierno dirigido de facto por los militares ha reprimido de forma implacable a los partidarioiss de Morsi y, en particular a los Hermanos Musulmanes.

Más de un millar de manifestantes han muerto en los seis últimos meses, miles de militantes y todos los dirigentes de la Hermandad están en la cárcel; la cofradía ha sido designada como «grupo terrorista», sus actividades prohibidas, sus medios cerrados y sus poderosa obra social confiscada.

Pese a todo aún mantienen las convocatorias diarias de protesta y, en los últimos días, de llamamientos al boicot del referéndum. Paralelamente, los atentados se han multiplicado. Reivindicados por grupos yihadistas ligados a Al Qaeda, han servido al Gobierno de excusa para la criminalización de la Hermandad.

Algunas organizaciones de derechos humanos denunciaron que el referéndum se celebra en un clima de miedo y represión de cualquier oposición.

Ayer se produjo un atentado en El Cairo, que dañó la fachada de un tribunal sin causar heridos, dos horas antes de la apertura de los colegios electorales. Además, al menos cinco manifestantes murieron por disparos la Policía durante las protestas convocadas contra el referéndum, según los Hermanos Musulmanes. Un portavoz de la cofradía explicó a Efe que dos fallecieron en la localidad de Kerdasa; otras dos en la ciudad de Sohag (sur) y una en Beni Suef (al sur de El Cairo).

Sin embargo, el Ministerio de Sanidad informó de la muerte de un joven en Beni Suef por disparos de la Policía y la de cuatro civiles por disparos de supuestos seguidores de los Hermanos Musulmanes en Sohag. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y pistolas de perdigones para dispersar las manifestaciones convocadas por la Hermandad, que trataban de obstaculizar el proceso de votación.

El portavoz de la cofradía denunció, además, detenciones de sus simpatizantes que hacían campaña contra el plebiscito en las ciudades de El Cairo, Alejandría, Sohag y Damieta, así como la participación en la represión de las protestas de una fuerza especial del Ejército.

Una fuente de seguridad dijo a Efe que la policía detuvo a unos cuarenta simpatizantes de la Hermandad.

El Gobierno ha desplegado 160.000 policías y 200.000 soldados en todo el país.

Túnez celebra el aniversario de la revuelta a la espera de la nueva Constitución

Túnez festejó ayer el tercer aniversario de la caída del régimen de Ben Ali, en la revuelta que se considera detonante de la «primavera árabe». El presidente, Moncef Marzouki, el primer ministro dimisionario, Ali Larayedh, y su sucesor, Mehdi Jomaa, participaron en una breve ceremonia en la plaza de la Kasbah en Túnez. Manifestaciones convocadas por partidos políticos desfilaron bajo la vigilancia policial por la avenida Habib Bourghiba, epicentro del levantamiento en 2011. Los políticos habían prometido tener lista la nueva Constitución para ayer, pero todavía quedaban por examinarse una tercera parte de sus 150 artículos. La Constituyente había rechazado una disposición sobre el rol del Ejecutivo en el nombramiento de jueces, asunto que debía abordar cuando retomó sus trabajos por la tarde. «Hay que preparar al país para la Constitución que merece. Los tiempos de los golpes de Estado han pasado porque hay un pueblo para defiende su revolución», declaró Ajmi Lourimi, dirigente de Ennahda. Visto el precedente del golpe egipcio contra el gobierno islamista, el presidente de Ennahda, Rachid Ganuchi, afirmó en «Le Monde» que «hemos exportado la revolución pacífica, pero no queremos importar la contrarrevolución violenta egipcia» y pidió el apoyo a la Constitución, porque garantiza libertades individuales y no impone la sharia como referente. Ganuchi señaló que «estamos orgullosos de esta Constitución que casa un islam moderado con valores universales. Es el modelo tunecino. Vimos que inscribir la sharia no ayudaba» a la idea de que una Carta Magna sólo debe incluir «lo que es claro y común para todos». Oficialmente designado el viernes, el nombramiento de Jomaa se concretará con la salida voluntaria del gobierno de Ennahda, que ganó las elecciones en octubre de 2011, pero la presión de las crisis políticas y sociales le han empujado a admitir el relevo. Con todo, siguen las protestas alimentadas por la pobreza y el paro, factores que originaron la revolución. GARA