Ainara LERTXUNDI
Entrevue
Rosa Cándida de Menjivar
Alcaldesa de Las Vueltas, en El Salvador

«No podemos dejar que nos quiten lo que tanto nos ha costado»

Rosa Cándida de Menjivar es alcaldesa por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de Las Vueltas, un municipio con fuertes lazos con Euskal Herria. Hoy, casi cinco millones de salvadoreños están llamados a las urnas en las elecciones presidenciales.

Rosa Cándida es alcaldesa de Las Vueltas, en el departamento de Chalatenango, desde el 1 de mayo de 2006. Antes fue guerrillera. En diciembre visitó Euskal Herria, donde mantuvo diversos encuentros con agentes políticos y sociales como Udalbiltza. También acudió al Parlamento de Gasteiz para exponer la realidad de El Salvador y los avances sociales que ha logrado el FMLN en estos cuatro años de gobierno. En la entrevista con GARA, afirma que la organización y el trabajo directo con las comunidades ha sido una de las claves de los éxitos que han logrado. Llama a seguir en esa dirección porque «no podemos permitir que nos arrebaten lo que tanto sacrificio nos ha costado».

¿Qué se juega el pueblo salvadoreños en estas elecciones?

La lucha del pueblo salvadoreño no ha sido fácil. Ha sido un proceso de sacrificio, en el que tuvimos que perder vidas. Después de una guerra civil de 12 años y de la firma de los acuerdos de paz, tuvimos que entrar en un proceso de participación política y hacer grandes esfuerzos para alcanzar la presidencia en 2009. Diferentes pueblos hermanos como Euskal Herria compartieron esa lucha con nosotros. Estamos felices como pueblo salvadoreño, pero hay incertidumbre porque a diario nos enfrentamos a amenazas, a infamias... con las que buscan aniquilar lo que hemos logrado. Nuestro reto es consolidar nuestras bases en cada territorio y lograr una mayor cohesión. No podemos permitir que nos arrebaten lo que tanta sangre y sacrificio nos ha costado.

Este Gobierno ha hecho lo que nunca hizo la derecha en los 200 años que gobernó El Salvador. A cuatro años de Gobierno del FMLN, la familia salvadoreña ha tenido grandes avances con programas sociales como la entrega de útiles, zapatos, uniformes, el vaso de leche diario a más de un 1,3 millones de niños y niñas para que puedan continuar con sus estudios. Eso jamás lo habíamos visto en El Salvador. En el área de salud, hemos mejorado hospitales y llevado a las comunidades rurales programas como los equipos comunitarios de salud que tienen una finalidad preventiva; también brindamos atención a las mujeres embarazadas y apoyo a aquellos sectores poblacionales que por años han estado en el olvido. El Gobierno ofrece a los mayores de 70 años bonos mensuales de 50 dólares en función del mapa de pobreza que hemos elaborado. Por ejemplo, en mi municipio, un centenar de vecinos se benefician de este programa. No es una gran cantidad de dinero pero, al menos, les ayuda para comprar azúcar y cubrir sus necesidades básicas. Para quienes no tenían títulos de propiedad, el Gobierno ha entregado más de 35.000.

¿Qué supone para usted ser alcaldesa de Las Vueltas, que en noviembre de 2012 fue declarado libre de analfabetismo?

Tenemos gente sufrida, heroica, que perdió a sus seres queridos en la guerra, que fue cruelmente humillada por las fuerzas de derecha. Gracias al esfuerzo del FMLN y de esa masa organizada que no se doblega ante cualquier adversidad, hemos ido logrando muchas cosas, entre ellas, el regreso el 10 de octubre de 1987 de miles de compatriotas que tuvieron que refugiarse en Mesa Grande, Honduras. Para las seis familias que vivíamos en Las Vueltas el regreso fue maravilloso. Llegaron unas 300 familias, alrededor de 1.500 personas. Pero a ese sentimiento de alegría se le unía nuestra aflicción por no saber cómo las íbamos a reubicar. Lo primero que hicimos fue buscar métodos de organización a través de los comités de mujeres, de las asociaciones de desarrollo comunal, de los jóvenes... La solidaridad internacional, en especial la vasca, jugó un papel importante. La infraestructura estaba deteriorada, el tejido social era un desastre... En 1992, llegaron los Acuerdos de Paz. El tercer logro fue participar en las elecciones de 1994 como partido político y haberlas ganado en Las Vueltas.

El siguiente reto era cómo brindar desde una municipalidad del Frente una mejor calidad de la vida. Vimos la urgente necesidad de instalar una red de servicios básicos, de mejorar las vías de acceso a los cantones, algunos inaccesibles, de construir viviendas... Así se fue desarrollando el municipio. A día de hoy contamos hasta con un Bachillerato general, por lo que los jóvenes ya no tienen que ir a estudiar a Chalatenango, y el 24 de noviembre de 2012, Las Vueltas fue declarado libre de analfabetismo. Somos conscientes de que debemos continuar trabajando para proteger todos estos logros y que no haya una vuelta atrás. Por ello, uno de los pilares de nuestro trabajo es la educación, sobre todo en la primera infancia, desde el vientre hasta los siete años. Si tanto en El Salvador como en cualquier otro país del mundo, apostásemos por la educación desde la primera infancia, no tendríamos los problemas de delincuencia que tenemos actualmente. Desde 2008 tenemos una política pública municipal de niñez, adolescencia y juventud, construida con la participación activa de los niños y las niñas, quienes nos dijeron en qué querían que les apoyara la municipalidad. Fue una consulta bien bonita. Le asignamos un 15% del presupuesto, una cantidad modesta pero que nadie puede revertir. También tenemos una política municipal de equidad de género para que las mujeres aprendan a defenderse, a participar en espacios de toma de decisiones...

¿Cómo valora la repercusión que tuvo el caso de la joven salvadoreña Beatriz, a quien se le negó un aborto pese al grave riesgo que corría su vida y a que el feto era inviable?

En lo personal, no hubiera querido que eso pasara, pero debemos analizar lo ocurrido en un contexto más amplio. El Salvador ha estado históricamente sometido a una política de gobernar de «cuanto menos sepas, mejor». Por ello, el Gobierno ha impulsado múltiples programas de prevención, porque muchos embarazos -no en este caso- son fruto de violaciones, y de una falta de formación en cuanto a salud sexual y reproductiva. Desde el Ejecutivo se enseña a las niñas cuáles son sus derechos y cómo prevenir embarazos precoces. Como partido, estamos a favor de la vida, tanto de la chica como del bebé que lleva dentro. En este caso concreto, el Gobierno hizo lo que tenía que hacer, preocupándose por la salud de esta joven.