Youssef BA (AFP)

Libia conmemora con inquietud los tres años de revuelta

Los libios conmemoraron ayer el tercer aniversario del inicio de la revuelta que, apoyada por los bombardeos de la OTAN, acabó con el régimen de Muamar Gadafi -y con su linchamiento público- en un clima de incertidumbre marcado por una profunda crisis política y una inseguridad persistente.

El primer ministro, Ali Zeidan, advirtió de que «es una aventura compleja, sembrada de trampas», pero destacó «los avances obtenidos tras el final de un poder individual y tiránico».

Las protestas se iniciaron el 17 de febrero en Bengasi (este) tras la detención del abogado de las víctimas de una masacre en 1996 en la prisión de Abu Slim en Trípoli.

Muchos libios no están para fiestas. «no se ha hecho nada en estos tres años», denuncia Ahmed Fitouri, un universitario que critica que «el pueblo ha sido espoliado de su revolución por los políticos, que no hacen otra cosa que pelearse».

El Congreso General Nacional (CGN) y el Gobierno protagonizan una lucha descarnada. El primero anunció el domingo un acuerdo para celebrar elecciones anticipadas para designar nuevas autoridades de transición. No obstante, no hay consenso sobre qué elegir, si un presidente o un Parlamento o a los 200 miembros del Congreso.

En paralelo, grupos parlamentarios están negociando un acuerdo para derrocar al primer ministro y nombrar a una personalidad por consenso.