Jaime IGLESIAS MADRID
INAUGURACIÓN DE LA FERIA DE ARTE CONTEMPORÁNEO ARCO

Clima de optimismo moderado entre los galeristas vascos en ARCO

Con la transgresión apartada de catálogo y buenas sensaciones entre los galeristas en lo referente a las expectativas de venta, ARCO se inauguró ayer (hoy abrirá sus puertas al público) con una apuesta clara por atraer a los coleccionistas más importantes del mundo hacia el mercado estatal del arte contemporáneo. Entre las 219 galerías procedentes de 23 países -un número mayor al del año pasado-, dos vascas, aunque la presencia de nuestros artistas es muy amplia.

La transgresión como concepto parecía dominar las últimas ediciones de ARCO donde siempre había alguna obra, alguna instalación, que llamaba poderosamente la atención de los visitantes, hasta el punto de convertir la anécdota en noticia. Este año, sin embargo, el foco de atención ha virado de lo anecdótico a lo sustancial pues en una feria consagrada al arte contemporáneo «lo importante es que el dinero fluya y el coleccionista venga» tal y como afirma Pedro Carreras de la galería bilbaína Carreras Múgica. «Este año ARCO ha dedicado casi la cuarta parte de su presupuesto a traer a cerca de 150 coleccionistas internacionales que en sí son un público especializado y rápido a la hora de valorar y comprar las obras que expones por muy sofisticadas que éstas sean», comenta Juan Ignacio Velilla de la donostiarra Altxerri. Ellos dos son los únicos galeristas vascos presentes en la gran feria estatal consagrada al arte contemporáneo, que este año alcanza su trigésimotercera edición.

No obstante, esta representación reducida de galeristas de Euskal Herria resulta inversamente proporcional al auge que vive el arte vasco en la escena internacional: «En la feria hay una sobrerrepresentación de artistas vascos, lo cual es una magnífica noticia», comenta Velilla, mientras que para Pedro Carreras: «La calidad y heterogeneidad de nuestros artistas está en boca de todos y resulta hasta cierto punto increíble que de un país tan pequeño hayan emergido simultáneamente tantísimos talentos». Su galería es una de las que apuesta más firmemente por la difusión del arte vasco con obras de autores como Txomin Badiola, Pello Irazu, Xabier Salaberria, Itziar Okariz, Juan P. Pérez o Asier Mendizábal.

En Altxerri, por su parte, han querido traer hasta ARCO «una serie de obras que sintetizan el recorrido que hemos tenido como galería a lo largo de los dos últimos años», según su director. En este sentido destacan los trabajos de José María Yturralde, uno de los principales representantes de la pintura abstracta estatal, quien acudió personalmente a la feria. Junto a sus obras, el stand de Altxerri también acoge obras de artistas como Elena Asins, Ignacio Uriarte o Dicky Rekalde.

Entre la nómina de artistas vascos presentes en ARCO también figuran Cristina Iglesias, Ana Laura Aláez, Iñaki Garmendia, Juan Ugalde, Darío Urzay, Esther Ferrer, Laida Lertxundi, Manu Muniategiandikoetxea, Mikel Tellería, Usue Arrieta, Itziar Barrio, Juan Luis Moraza, Iñigo Zulueta, Erlea Maneros, Aitor Ortiz o JM Amondarain. A la hora de explicar esta eclosión del arte vasco contemporáneo, Pedro Carreras juzga decisiva «la importancia de Arteleku como centro de creación. En torno a este lugar ha ido germinando la excelente generación de artistas de la que gozamos actualmente en Euskal Herria».

Pero el optimismo de los galeristas vascos no radica únicamente en la calidad de los trabajos que exponen ni en la apuesta de ARCO por atraer coleccionistas destacados, sino que su satisfacción también se fundamenta en la rebaja del IVA (del 21 al 10%) sobre el sector del arte acometida por el Gobierno estatal. «Es una medida que nos permite competir con otros países y con otras ferias. Hasta el año pasado estábamos obligados a ofrecer obras de un artista un 15% más caras de lo que cotizaban en el mercado francés o alemán. Ante eso el coleccionista pocas dudas tenía: prefería comprar arte en cualquiera de estos dos países», comenta Juan Ignacio Velilla. No obstante, dicha medida ha sido acogida mayormente con escepticismo por parte de los galeristas, quienes no ocultan sus dudas a la hora de valorar el impacto que tendrá una rebaja del IVA realizada a última hora con un alcance indudablemente oportunista por parte del Ejecutivo de Rajoy. «Como noticia es buena, pero en realidad creo que, al menos este año, tendrá un alcance limitado sobre el mercado del arte. Soy bastante escéptico en ese sentido», confiesa Pedro Carreras, quien, no obstante reconoce «afrontar con ilusión» la presente edición de ARCO.

Porque más allá de coyunturas puntuales, los síntomas son positivos. «Se nota que la situación ha mejorado sustancialmente. De hecho cuando apenas llevamos unas horas de feria ya hemos cerrado algunas ventas», dice Juan Ignacio Velilla quien asume que son esos contactos a nivel internacional los que justifican la presencia de una galería como Altxerri en una feria como ARCO. «Sobrevivir en una ciudad como Donostia es complicado, sobre todo si te mantienes fiel a una apuesta de nivel, como es nuestro caso, haciendo pocas concesiones a lo convencional. Eso te obliga a venir aquí, que es donde suceden cosas, para hacerte visible y presente año tras año».

Pedro Carreras es de la misma opinión: «Mantener una galería como Carreras Múgica en Bilbao resulta un acto heroico. De hecho, muchos colegas han cerrado y otros se han trasladado a Madrid o a Barcelona. Nosotros sobrevivimos gracias a las ferias y a las Bienales de arte, es ahí donde está el negocio, si no fuera por estos eventos pensaríamos muy seriamente la posibilidad de trasladarnos».

Al director de Altxerri esta posibilidad nunca se le ha llegado a pasar por la cabeza aunque sí reconoce haberse planteado abrir una sucursal de su galería en Madrid. «No se puede negar que hay una tendencia centrífuga entre los galeristas. Actualmente Madrid lo absorbe todo. Moisés Pérez de Albéniz cerró su galería en Iruñea, se vino a Madrid y las cosas le están yendo estupendamente». Pese a todo defiende su vínculo con Donostia en la priorización de otros aspectos y en el hecho de que gracias a internet el intercambio de información y el acercamiento entre los mercados resulta ahora mucho más sencillo que hace unos años. ARCO representa la posibilidad de cerrar esos contactos y darle difusión al arte vasco que, visto lo visto, camina ya por sí solo y con paso fuerte por los mercados internacionales.