Natxo MATXIN
Derrota en el Ciutat de Valencia

Necesitan vértigo para que se les dispare la adrenalina

Tras el fantástico sabor de boca que dejaron frente al Atlético, a los rojillos les volvió a traicionar el exceso de tranquilidad, cayendo con total merecimiento ante un Levante que les supo llevar hacia su terreno.

LEVANTE 2

OSASUNA 0

Osasuna es como un apasionado de la ruleta rusa, el extra de una película de acción o el piloto suicida que va por la izquierda. Necesita una considerable dosis de adrenalina para que su identidad no se resienta. Si no hay riesgo ni peligro, tampoco rendimiento. Basta un ápice de tranquilidad para que la otrora aguerrida escuadra rojilla se convierta en un gatito ronroneante y mimoso.

El colchón de siete puntos -ahora reducidos a seis- fue paradójicamente, una vez más, el peor enemigo del conjunto navarro. Lejos de dar el lógico poso de tranquilidad, verse con cierta distancia del descenso, provoca el amodorramiento del personal. La primera hora del Ciutat de Valencia lo certificó.

Cierto es que de bien poco ayudó el tempranero gol encajado, pero a los de Javi Gracia les faltó dar ese paso adelante necesario al verse por detrás del marcador y solo lo protagonizó cuando se vio en superioridad numérica, aunque sin demostrar gran convicción ni solvencia en acometer la empresa. Más bien, Osasuna cayó muy rápido en las redes de la trampa que viene tendiendo el Levante a lo largo de la temporada: no meterse en embolados por llevar la posesión de la pelota e hincar el diente al rival a la menor ocasión que se le presenta.

Cuatro minutos es lo que les costó a los visitantes morder el anzuelo de los de Caparrós, en el que estuvieron enganchados durante gran parte del encuentro hasta terminar desangrados por la táctica granota. El Levante supo a las mil maravillas llevar el encuentro a su terreno -por eso tiene 36 puntos-, mientras el cuadro osasunista iba a remolque de la dinámica anfitriona. Sí, tenía la pelota y combinaba, pero casi todo el tiempo en propio campo y sin apenas precisión cuando superaba la línea de la medular.

Los levantinistas, en cambio, se sintieron muy cómodos, incluso cuando fueron más las apreturas a las que tuvieron que hacer frente en la última media hora del envite. Bien parapetados atrás, con continuas ayudas, un vaciado físico generoso -especialmente los hombres de medio campo- y una mayor intensidad en las disputas que los rojillos, los propietarios del terreno de juego se llevaron tres puntos muy merecidos.

Expulsión y entrada de Lobato

Es normal que Osasuna no pueda mantener una semana sí y otra también el nivel que exhibió frente al Atlético, pero es que en el Ciutat de Valencia se pasó del blanco al negro sin atisbo de transición. El Lolo que recuperó un sinfín de balones ante los colchoneros ayer perdió unos cuantos, el Silva que manejó y distribuyó se convirtió en un cerebro de imprecisos envíos, el Roberto Torres incisivo contra los madrileños pasó desapercibido, y la lista se podría extender prácticamente al resto.

El equipo solo asomó un amago de reacción cuando casi en el tiempo coincidieron la entrada de Lobato y la expulsión de Casadesús. La habilidad del catalán, aunque a intervalos, le dio una mejor salida al juego ofensivo rojillo, a la par que el Levante todavía se afabana más en encerrarse en sus cuarteles de invierno al sentirse en minoría sobre el césped.

Para cuando los de Gracia decidieron ponerse las pilas y acosar la meta contraria, Keylor Navas -uno de los metas más en forma de la Liga- ya se había calado los guantes, abortando cualquier intento de remontada navarra.

Gracia: «Hemos carecido de la profundidad de otros días y no llegábamos al último tercio»

De saborear las mieles de un jugoso triunfo a tener que encajar una merecida derrota. A Javi Gracia no le dolieron prendas en reconocer que los suyos no lo habían hecho nada bien en el Ciutat de Valencia. «En el cuerpo a cuerpo hemos sufrido mucho y nos han ganado el partido», asumió. Y ese déficit se manifestó especialmente en los goles locales, ya que «han sido dos acciones en las que debimos tener más intensidad», sobre todo en el segundo, que «viene de una falta desde 60 metros, dejar controlar dentro del área y dar esas facilidades se pagan», se quejó.

No solo el equipo estuvo poco acertado en defensa, también en ataque evidenció carencias. «Hemos carecido de la profundidad de otros días y no llegábamos al útimo tercio. En los minutos de superioridad hemos querido, hemos metido más delanteros, pero el portero rival ha estado acertado y nos vamos con una derrota. Ha habido pocas ocasiones de gol para ambos equipos», analizó el preparador iruindarra.

«Al empezar perdiendo antes de los cinco primeros minutos y ante un equipo como el Levante, que maneja muy bien los tiempos, el partido ha sido muy difícil porque ha estado muy condicionado. Jugar contra este equipo cuando va ganando es desesperante», remarcó.

Por el lado granota, su técnico, Joaquín Caparrós, destacó el «alma» de su equipo. «Podremos jugar mejor o peor, pero estos jugadores se dejan el alma y es una delicia verles jugar. Estábamos preocupados porque Osasuna venía en alza, pero se ha salido con una intensidad grande y hemos hecho un gran primer tiempo en defensa y ataque. Hemos dado un paso más para la permanencia», asintió.

N.M.