Juanjo BASTERRA BILBO
PRESENTE Y FUTURO DEL RECIBO DE LA LUZ

Sánchez Galán presiona con la factura energética estadounidense

La factura energética estuvo presente en la Junta General de Accionistas de Iberdrola, que validaron por amplia mayoría las decisiones de la empresa. Ignacio Sánchez Galán, presidente de la multinacional eléctrica de origen vasco, confirmó que el accionariado es «mayoritariamente internacional» y recordó, sin interpelar directamente al Gobierno español, que la factura energética en la UE es muy superior a la estadounidense, y así «no se puede invertir en el futuro».

Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, se trajo aprendida la lección a la Junta General de Accionistas en Bilbo. Primero, generó un espejismo verde sobre el Palacio Euskalduna, con un «escenario natural» elaborado por Emilio Sagi, que, sin embargo, fue contestado en la calle por grupos ecologistas y trabajadores de Tecuni. En el tema de la factura eléctrica, en segundo lugar, no mencionó al Gobierno español de manera directa, para evitar las críticas que cosechó hace unas semanas al presentar los resultados en Gran Bretaña y tocar ese tema.

Pero una parte importante de su intervención se centró en presionar sobre la factura energética contraponiendo los modelos estadounidense y británico para justificar las fuertes inversiones que la multinacional eléctrica de origen vasco prevé realizar hasta 2016. Y, en tercer lugar, prometió un crecimiento de resultados del 4% y de los dividendos, a través de una reducción del capital social de hasta un 2,09%, para enmascarar precisamente la elevada remuneración que el presidente de Iberdrola obtuvo en 2013 que, entre retribución en metálico y en acciones, ascendió a 7,44 millones, la mitad del conjunto del consejo de administración que se repartió 14,84 millones.

Sobre el escenario energético, recordó que la Agencia Internacional de la Energía estima que se necesitan inversiones hasta 2035 de 17 billones de dólares, «de los que 2,4 billones corresponderían a la UE, otros 2,3 billones a Estados Unidos y 0,9 billones, a Iberoamérica». Sánchez Galán manifestó que esas cantidades «estarán designadas» a atender la creciente demanda de electricidad en el mundo y «a sustituir o renovar las infraestructuras actuales, que están anticuadas», según su opinión.

En ese momento, aprovechó para medir el precio de la factura de los europeos y los estadounidenses. «Porque la factura europea es muy superior a la de nuestros competidores y socios comerciales, más del doble que la de Estados Unidos, según The Financial Times, y la razón no está en las actividades de generación tradicional y distribución de electricidad, que son competitivas en Europa, sino en que dicha factura se ha utilizado durante años como un cajón de sastre en donde cabían los costes de todo tipo de políticas no relacionadas con el suministro eléctrico: las territoriales, las sociales, las medioambientales, y las fiscales».

Expresó que «estos costes extras representan ya más del 50% de lo que pagan los europeos, frente a menos del 10% en Estados Unidos». Denunció, sin mencionar al Gobierno español, que «buena parte de las medidas implementadas para resolver este problema se han limitado a recortar ingresos y aumentar tributos a las actividades eficientes de generación y distribución». A su juicio, ese paso «pone en riesgo las inversiones necesarias y, por lo tanto, el suministro eléctrico a largo plazo». El presidente de Iberdrola manifestó en este aspecto que más de 50.000 megavatios de capacidad instalada en la Europa continental, «equivalente a 50 centrales nucleares, ya han sido hibernados o desmantelados y están previstos otros varios miles más». Incluso, advirtió que en Gran Bretaña el regulador advirtió que la reserva de potencia está en mínimos y «se pueden producir cortes en los próximos años, si no se toman medidas a corto plazo».

Para él, la salida pasa por «contar con una política energética común y con un regulador europeo único, que promueva un marco predecible y armónico para hacer posible las inversiones que Europa necesita en este inmediato futuro».

Sánchez Galán reconoció en el Palacio Euskalduna que de los 9.600 millones de inversión netos entre 2014 a 2016 que Iberdrola destinará, «el 60% irá a Reino Unido y a Estados Unidos». Añadió que en 2013 compraron a «nuestros proveedores 4.400 millones», de los que el 16% fueron adquisiciones a empresas vascas, según añadió.

«Iberdrola es Ibertrola», denuncian en la calle

Frente al Palacio Euskalduna protestaron los trabajadores de Tecuni, subcontrata de Iberdrola. «Estamos en expediente de suspensión, mientras una y otra empresa obtienen elevados beneficios», dijo un representante de ELA ante la custodiada por la Ertzaintza sede de la Junta General de Accionistas de Iberdrola.

Más críticas cosechó la multinacional que preside Ignacio Sánchez Galán de Ecologistak Martxan, que recordaron a los trabajadores de Incoesa y a las de Konecta BTO. Explicaron los efectos negativos que Iberdrola produce en zonas amplias de Brasil y otros pueblos de América Latina y recordaron las acusaciones populares, que se expusieron en octubre en la plaza del Teatro Arriaga en Bilbo por el Tribunal Popular contra Iberdrola por «su política contra el agua, los pueblos y los impactos medioambientales». Gritaron frente a la apariencia verde de la multinacional que «Iberdrola es Ibertrola». Y Francisco Javier Alvarado, de Adicae, denunció «los abusos del recibo de la luz de una multinacional con grandes beneficios». J. B.