Los parlamentarios de EH Bildu Maribi Ugarteburu y Oskar Matute valoraron que el nombramiento de Josu Jon Imaz como consejero delegado de Repsol es «un premio en forma de puesto de responsabilidad por los servicios prestados en la defensa de los intereses de los poderes financieros».

A juicio de la coalición, el de Imaz es un caso que ilustra el fenómeno denominado como «puertas giratorias», por el que altos cargos políticos se incorporan a empresas privadas en favor «del interés personal», lo que es «totalmente denunciable desde un punto de vista ético».

Reprocharon la actitud de la consejera de Competitividad de Lakua, Arantza Tapia, «tildando de muy beneficioso el nombramiento de aquel que ocupó su mismo cargo». «Quizá porque espera un futuro similar para sí misma, es decir, que las puertas giratorias sigan girando, también para ella», consideraron.

Para EH Bildu, este tipo de actitudes constituyen «un insulto a las miles de personas que hoy afrontan situaciones muy difíciles».

Tras resaltar que Imaz y Urkullu «comparten por completo su posicionamiento político», Ugarteburu y Matute denunciaron que el modelo impulsado por el Gobierno de Urkullu «se corresponde con el modelo que defienden Imaz y las élites financieras, un modelo que se limita a replicar todas las decisiones tomadas por la troika y aplicadas dócilmente por el Gobierno de Madrid».

Este seguidismo, según denunciaron, «deja en evidencia que el Ejecutivo de Urkullu carece de la capacidad necesaria para gestionar una situación de emergencia como la que vivimos y que es incapaz de poner soluciones sobre la mesa».