La rivalidad entre EEUU y China ha dado un nuevo paso con las inculpaciones por ciberespionaje contra cinco oficiales del Ejército chino, sumándose a un contexto de crecientes contenciosos entre ambas potencias. Recientemente el presidente de EEUU, Barack Obama, había provocado el enfado chino por su respaldo a Japón en la reclamación de islas en disputa con China esgrimiendo un tratado bilateral con Tokio.

Ahora, las autoridades chinas, desde el Ministerio de Defensa al de Exteriores, han reaccionado con dureza a las inculpaciones de los cinco oficiales del Ejército estadounidenses. Pekín denunció que se trata de «acusaciones fabricadas» y devolvió la denuncia. «Es más bien EEUU quien está en el origen del espionaje informático, poniendo bajo vigilancia a personas, empresas e instituciones en numerosos países», acusó Hong Lei, portavoz de la diplomacia china, que negó la implicación de Pekín en el robo de información.

Hipocresía

«De WikiLeaks al asunto Snowden la hipocresía de Estados Unidos y su recurso a las dos varas de medir en materia de seguridad informática se han puesto en evidencia claramente hace tiempo», añadió el Ministerio de Defensa chino.

Un tribunal de Pensilvania ha inculpado a cinco oficiales del Ejército chino por robar secretos comerciales de empresas estadounidenses entre 2006 y 2014, en sectores como la energía solar, la nuclear o la metalurgia. Los oficiales acusados -Wang Dong, Sun Kailiang, Wen Xinyu, Huang Zhenyu y Gu Chunhui- son miembros de la Unidad 61398 del tercer departamento del Ejército Popular de Liberación», según el secretario de Estado de Justicia, Eric Holder.

«Este caso de espionaje económico supuestamente cometido por miembros del Ejército chino representa las primeras persecuciones contra un actor estatal por este tipo de piratería», subrayó Holder. Por ejemplo, asegura que en 2010, «mientras Westinghouse negociaba con una empresa pública china la construcción de reactores nucleares, los piratas robaban los planes de componentes de estos reactores».

Pekín reaccionó afirmando que estas inculpaciones «ponen en peligro la cooperación y la confianza mutua entre China y Estados Unidos». Su Ministerio de Defensa afirmó que la supuesta red de espías es una «invención de EEUU en una estrategia de engaño al público con motivos ocultos».

Y el de Asuntos Exteriores convocó al embajador estadounidense en Pekín, Max Baucus, para transmitirle una «protesta solemne».